Cultivar manzanilla en casa es más sencillo de lo que parece. Esta planta medicinal no solo embellece tu jardín o balcón, sino que también ofrece múltiples beneficios, especialmente en infusiones relajantes. A continuación, te explicamos cómo sembrarla y cuidarla para que disfrutes de sus flores todo el año.
¿Qué tipo de manzanilla cultivar?
Existen dos variedades principales que puedes plantar según tu clima y necesidades. La manzanilla alemana (Matricaria chamomilla) es anual y de crecimiento rápido, ideal para preparar infusiones. Por otro lado, la manzanilla romana (Chamaemelum nobile) es perenne, más baja y resistente, perfecta como cobertura vegetal o decorativa.
Prepara el terreno o la maceta adecuada
Antes de sembrar, asegúrate de elegir un lugar soleado. La manzanilla necesita al menos 5 o 6 horas de luz diaria. El suelo debe ser ligero, con buen drenaje y ligeramente arenoso. Si prefieres sembrar en maceta, asegúrate de que tenga al menos 20 cm de profundidad y orificios para drenar el exceso de agua.
Siembra correcta y primeros cuidados
Siembra las semillas a finales del invierno o en primavera. No las entierres: solo espárcelas sobre la tierra y presiona suavemente. Riega con un pulverizador para mantener la humedad sin encharcar. La germinación tarda entre 7 y 14 días. Cuando las plántulas midan unos 5 cm, trasplántalas si están muy juntas, dejando unos 20-30 cm de separación.
Cómo cuidar la manzanilla a diario
Riega de forma moderada, dejando que el sustrato se seque entre riegos. Esta planta es resistente, pero conviene vigilarla para prevenir pulgones o hongos. Puedes eliminar las flores secas para estimular una floración más prolongada.
Cosecha y usos medicinales
Cuando las flores estén completamente abiertas, córtalas por la mañana y déjalas secar en un lugar fresco y sombreado. Una vez secas, guárdalas en frascos herméticos. La manzanilla es ideal para preparar infusiones, lociones naturales o baños relajantes.
