Cómo comer puede influir en el control del cortisol y el bienestar emocional

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Comer no es solo una necesidad biológica: cuando se convierte en un acto consciente, puede transformarse en una herramienta poderosa para regular el estrés. Estudios recientes han vinculado la forma en que ingerimos los alimentos con el manejo del cortisol, esa hormona que interviene directamente en nuestra respuesta al estrés diario.

Más allá del “qué comer”: importa el cómo

No basta solo con elegir alimentos saludables. Lo realmente transformador ocurre cuando prestamos atención plena al momento de comer. Detener distracciones, saborear cada bocado, masticar despacio y respetar pausas crean un ritual que promueve calma. Al hacerlo, el sistema nervioso responde mejor y se reducen las exigencias físicas que disparan la producción de cortisol.

Nutrientes que apoyan el equilibrio hormonal

En el marco de este enfoque, algunos nutrientes se destacan por su capacidad de favorecer el bienestar emocional y mitigar el impacto del estrés. Las grasas saludables —como las del aguacate o frutos secos—, los alimentos ricos en fibra, el magnesio y el triptófano aparecen como aliados. Estos componentes contribuyen a mantener la salud neuronal y favorecen la producción de neurotransmisores asociados al buen ánimo, lo que ayuda a contener el exceso de cortisol.

Ritual, calma y conexión

Transformar cada comida en un momento de autocuidado requiere algunos ajustes simples: evitar el celular durante la ingesta, comer sin prisa, ser consciente de las porciones, permitir pausas antes de repetir plato. Estas acciones ayudan al organismo a reconocer que está en un momento seguro, lo cual disminuye la activación del sistema de alerta hormonal.

Además, complementar estos hábitos con infusiones relajantes o plantas adaptógenas puede potenciar el efecto regulador sobre el eje del estrés.


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