Autor del best seller “El niño filósofo”, Nomen acaba de publicar “Cómo hablar con un adolescente y que te escuche”, un libro que entrega herramientas para cualquier persona que enfrente el desafío de desarrollar una buena relación con un adolescente.
No es fácil, qué duda cabe, y muchas veces los adultos se sienten superados por las circunstancias cuando creen que lo han probado todo y no funciona nada.
“Es que no me escucha”, es uno de los reclamos que suelen hacer cuando las cosas van por mal camino.
Para ayudar a quienes buscan claves sobre cómo entenderse mejor con ellos, Nomen comparte una serie de consejos aprendidos a partir de la experiencia cotidiana.
“Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así”, dice el español de 58 años.
Ese es precisamente el tono del libro y de la conversación con BBC Mundo: optimista y apasionado.
¿Por qué le parece tan fascinante el mundo de los adolescentes?
Le he dedicado prácticamente toda mi vida porque siempre he sido profe de adolescentes. Es un proceso fascinante el crecimiento que ellos experimentan.
Un crecimiento mental, por un lado, porque los ves cómo se emocionan en las clases de Filosofía o Historia con su propio pensamiento.
Pero también está ese crecimiento emocional, esa gestión emocional, que les cuesta bastante más, y que también me parece fascinante porque van evolucionando hacia la madurez y acompañarlos en ese proceso me parece muy bonito.
Después, cuando pasan los años, lo agradecen muchísimo y te lo dicen. Te encuentras con chicos y chicas que se acuerdan de una conversación que tuvieron contigo y que les marcó. Eso te da una satisfacción enorme.
Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así.
En su libro usted dice que hay mitos sobre los adolescentes, como la idea de que son irresponsables, conflictivos, sin interés por nada, etc. ¿No piensa que hay algo de cierto en eso?
En realidad, los mitos son falsos, pero tienen una parte de certeza.
Los mitos griegos o los romanos tienen una parte de realidad, pero no dejan de ser una generalización que no debemos aceptar tal cual.
Yo he tratado con unos 2.000 adolescentes en todos estos años y hay muchísimos adolescentes que son una maravilla.
¿Le ha tocado lidiar con casos extremos de adolescentes rebeldes?
Sí, hay algunos casos en que realmente los adolescentes lo están pasando mal. Yo creo que siempre debemos enfocarnos en que cuando una persona no responde ante la preocupación de otros, es porque lo está pasando mal.
No hay que dejar a nadie atrás.
Ahora, lo común es que los adolescentes tengan algún conflicto o que sean irresponsables, claro que sí, ¡pero si están creciendo!, están aprendiendo a ser responsables, pues por supuesto que se equivocan, cometen errores y de los errores se aprende.
La adolescencia es un terremoto de cambios, es un tsunami, es una montaña rusa de emociones, y eso es muy difícil de gestionar.
