No es negar todas las ventajas que trae consigo residir en un país como Colombia, porque no en todas las ciudades se presentan dramas, pobreza y tragedias; sin embargo, esta columna se dirige a un punto más específico: vivir en Girardot. Frecuentemente el equipo del Extra de este municipio es testigo de la calidad de vida que tienen muchas personas, denunciantes que manifiestan que no son beneficiarios de ningún programa del Gobierno, o que sí lo son, pero no les responden a tiempo.
Una de las situaciones que más se evidencia es la de personas que viven cerca de las riberas del río Magdalena y están a merced de las inundaciones y con ello la pérdida de enseres y todo tipo de cosas. También se ve mucho a los adultos mayores, personas de la tercera edad con enfermedades que les impiden movilizarse, o madres cabeza de hogar que incluso tiene hijos en condición de discapacidad; víctimas del olvido y el abandono de las Administraciones municipales que no se esfuerzan por llegar a los rincones del municipio.
Una extrañeza sería ver que contribuyan a la mejora de las condiciones en las que viven muchas personas en barrio como el Gólgota, donde están tan cerca de la quebrada que ya es cotidiano sufrir cada vez que llueve. O en otros sectores donde las personas viven bajo una casa de bareque que con un poco de viento ya los tiene respirando helado. ¿Para cuándo la atención para ellos?




