Colombia anunció que tomará una decisión “en meses” para la compra de nuevos aviones de combate provenientes de un fabricante de la OTAN, con el fin de reemplazar su actual flota de aviones Kfir. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, mencionó que entre las opciones evaluadas están el F‑16 de EE. UU., el Gripen de Suecia y el Rafale de Francia. Este movimiento está motivado por la necesidad de reforzar la capacidad aérea del país frente a amenazas internas y externas.
El anuncio ocurre en un contexto en el que grupos armados ilegales —incluyendo disidencias de las FARC, el ELN y el Clan del Golfo— han fortalecido su control territorial en zonas apartadas. El gobierno considera que la modernización de la fuerza aérea es parte esencial de una estrategia de soberanía nacional y de contención del narcotráfico, aunque reconocer que el financiamiento y la logística para mantener una flota moderna representarán retos significativos.




