Con profundo pesar, la comunidad educativa del Colegio de Boyacá despidió a la maestra Rosita, quien durante décadas dedicó su vida a la formación de múltiples generaciones, siempre bajo los principios del respeto, la empatía y el compromiso. Su fallecimiento dejó un vacío imposible de llenar entre colegas, estudiantes y familias que encontraron en ella no solo una guía académica, sino también un ser humano excepcional.
Labor
Rosita fue reconocida por su entrega incansable en las aulas, donde impartía conocimiento con paciencia, sensibilidad y una pasión inquebrantable por la enseñanza. Más allá de sus funciones pedagógicas, se caracterizó por brindar acompañamiento constante a quienes la rodeaban. Escuchaba, aconsejaba y ofrecía su apoyo sin reservas, convirtiéndose en un pilar fundamental dentro y fuera del entorno escolar.
Quienes compartieron con ella recuerdan con gratitud su calidez, su inagotable disposición para colaborar y su sonrisa acogedora que transmitía confianza. La vocación fue, sin duda, el motor de su trayectoria profesional. Rosita apostó siempre por una educación centrada en la formación integral del ser humano, donde los valores y el afecto tenían el mismo peso que los contenidos académicos.
Condolencias
El Colegio de Boyacá, institución en la que laboró gran parte de su vida, manifestó oficialmente su dolor por la pérdida, destacando el legado que deja y el ejemplo que representó para las nuevas generaciones de docentes. Directivos, exalumnos y compañeros resaltaron su invaluable contribución al fortalecimiento del espíritu educativo de la institución, así como su impacto positivo en innumerables vidas.




