Se conoció el testimonio de funcionarios públicos de la subregión del nordeste de Antioquia en los que se pone en evidencia una práctica liderada por el Clan del Golfo y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para someter a médicos y enfermeros a sus reglas.
Y es que Antioquia es el departamento de Colombia donde es más difícil atender a pacientes, según datos de la Mesa Nacional de la Misión Médica. Los profesionales se enfrentan a secuestros, extorsiones, bloqueos y agresiones que ponen en riesgo a cientos de personas.
Varios gerentes de hospitales fueron citados en las montañas de esa zona para instarlos a preparar un equipo que pudiera atender a heridos en combate de manera clandestina, pues esperaban un sangriento enfrentamiento entre el Clan del Golfo y el ELN.
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Uno de los asistentes, quien pidió omitir su nombre por seguridad, creyó que el mensaje no iba a pasar más allá de la advertencia. Sin embargo, en las últimas cuatro semanas, ya son dos los auxiliares que han sido retenidos para salvar las vidas de los heridos en los combates.
En el nordeste estalló una confrontación entre las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y la guerrilla del ELN por el control territorial. Si bien las autoridades judiciales no tienen la cifra exacta de víctimas, el Ministerio Público ha contabilizado 18 cadáveres en el sector.
Una enfermera de la zona fue sacada de su vivienda por sujetos desconocidos a altas horas de la noche y luego de haber culminado su turno en un hospital de Antioquia. Le cubrieron los ojos con una tela, la montaron en una moto y recorrió 20 minutos sobre una trocha. Encontró en una cama los cuerpos heridos de dos menores de edad. Los hombres le dijeron que no le iba a pasar nada malo, solo necesitaban de su ayuda profesional. Ella respondió con temor que si había complicaciones tenían que ir a un centro médico.
Hicieron caso omiso. Uno de ellos guardaba un artefacto en una pierna y se vio en la necesidad de realizar una cirugía con los elementos que encontró en un botiquín. Mientras maniobraba con la lesión, diez sujetos no le quitaban la mirada de encima. Las manos, inundadas de sangre, le temblaban: “Yo constantemente les decía que no me fueran a hacer nada. Sentí bastante miedo porque pensé que me iban a matar”.
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La operación duró cinco horas y la dejaron volver a su casa cuando estuvieron estables. El ultimátum que le dieron los hombres del Clan del Golfo es que no podía dar cuenta de estos hechos ante las autoridades; por eso, ni la Policía Nacional ni la Fiscalía tienen en el radar la situación, tampoco cuentan con indicios del otro auxiliar de enfermería secuestrado en el nordeste.
El Colegio Médico de Antioquia aseguró que los especialistas están pasando por un momento crítico porque no tienen las garantías de seguridad para trabajar: “Los están obligando a prestar servicios de salud en medio de las confrontaciones armadas”.




