En respuesta a la creciente preocupación por la contaminación urbana y sus efectos en la salud pública, varias ciudades están instalando redes de sensores ambientales inteligentes que monitorean en tiempo real las partículas contaminantes y otros indicadores del aire. Estos sistemas permiten identificar zonas críticas, alertar a la población vulnerable y activar medidas —como restricción de tráfico, regulaciones temporales o recomendaciones sanitarias— de forma eficiente.
Muchas de estas redes usan energía solar, conectividad inalámbrica y plataformas abiertas de datos, lo que ayuda a mantener bajos costos operativos y a fomentar la transparencia. Con estos mapas dinámicos de contaminación, las autoridades pueden planificar mejor políticas urbanas, zonas verdes, transporte y alertas ambientales.
Además de mejorar la salud respiratoria, este monitoreo ayuda a generar conciencia ciudadana sobre la calidad del aire, motivando cambios en hábitos de movilidad, transporte público y urbanismo sostenible.




