Se cumple un año desde el atentado con explosivos al CAI de Arborizadora Alta, en Ciudad Bolívar, que les arrebató la vida a dos pequeños, Daniel Duque y Salomé Rangel, y dejó afectadas a 35 personas más.
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Este hecho se registró sobre las 7:20 de la noche en una zona residencial cercana a un parque y dos colegios. En su momento las autoridades ofrecieron una recompensa de 300 millones de pesos por el responsable, tiempo después se estableció como principal sospechoso a alias ‘Jhon Mechas’, uno de los mayores articuladores de la violencia en Santander y cabecilla del frente 33 de las disidencias de las FARC. Este hombre continúa delinquiendo en Venezuela, tiene circular roja de Interpol y es buscado en más de 190 países.
Los arreglos estructurales del CAI aún no culminan, hace pocos días comenzó la restauración de las instalaciones del centro. Dos artistas locales pintaron un homenaje a los niños que murieron en el atentado, un mural con los rostros de Daniel y Salomé que le recuerda a la comunidad que los menores no deben pagar las consecuencias de la violencia.
#ATENCIÓN | Según información preliminar, un hombre dejó un artefacto explosivo en la parte trasera de la estación de Policía de Sierra Morena, en Bogotá. Hasta el momento no se reportan heridos, informan las autoridades https://t.co/k1NhZsen6A pic.twitter.com/ymarTsA3PN
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) March 6, 2022
Mientras tanto, los padres de Salomé aún lloran su muerte. Su madre asegura que, a pesar de los meses, sigue siendo una situación dolorosa. “El despertar, el respirar, el seguir viviendo nuestras vidas”. La recuerdan como una niña amorosa, inteligente y conciliadora, y aunque no ha sido fácil, la fortaleza la han encontrado en Dios y en sus otros hijos.
Por su parte, para los padres de Daniel la situación no es distinta. Su familia pide justicia y asegura que hasta el momento nada ha pasado.
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Habitantes de la zona que aseguran que las pérdidas que tuvieron fueron asumidas por ellos, a pesar de que les dijeron que iban a ser reparados después de la tragedia.
Leonardo Bocanegra contó que tenía una tienda naturista que tuvo que perder porque todo quedó destruido y la falta de recursos lo llevó a la quiebra. Ahora lleva un año desempleado. Aunque entregó papeles y datos para ser considerados una víctima del atentado, tras un año no ha obtenido respuesta, a pesar de que la Unidad Nacional de Víctimas asegura que más de 200 personas han sido reparadas y han recibido indemnizaciones.




