Cinco cosas que nunca has soñado (y la ciencia ya sabe por qué)

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La investigación científica sobre los sueños ha descubierto que hay al menos cinco tipos de experiencias cotidianas que prácticamente nunca aparecen en nuestros sueños, por más que parezcan algo normal durante el día. Según los expertos, esto se debe a cómo funciona nuestro cerebro mientras dormimos.

Estas cinco cosas son:

  1. Leer textos con claridad — Cuando soñamos, tratamos de leer algo (por ejemplo, un periódico o un mensaje), pero las letras se distorsionan, cambian o se vuelven ilegibles. Esto ocurre porque durante el sueño REM, las áreas del cerebro encargadas del lenguaje tienen una actividad muy baja.
  2. Usar interfaces tecnológicas modernas — Es raro ver en los sueños un smartphone funcionando correctamente o una interfaz de ordenador con botones claros, porque la parte del cerebro responsable del control ejecutivo y la lógica está “desactivada” durante el sueño.
  3. Percibir olores y sabores — A diferencia de lo visual o lo auditivo, los sentidos químicos como el gusto y el olfato casi no se manifiestan en los sueños. Es algo muy poco común.
  4. Verse reflejado en un espejo de forma realista — Los sueños no suelen generar imágenes reflejadas precisas, como mirarse al espejo con detalles reales de tu rostro.
  5. Contenido literal de la vida moderna, pero con amenazas antiguas — Aunque no soñamos con móviles o textos funcionales, sí es muy común tener sueños con elementos primitivos o amenazas simbólicas como caer, huir o ser perseguido. Esto podría tener una base evolutiva: los sueños servirían para ensayar escenarios de peligro en un entorno “seguro”.

Los investigadores explican que durante el sueño REM se activa principalmente el sistema límbico, responsable de las emociones y las imágenes visuales, mientras que la corteza prefrontal (la parte lógica) se desactiva. Por eso, en los sueños predominan las imágenes emocionales o simbólicas, y no las tareas más analíticas o estructuradas.

Este hallazgo ayuda a entender por qué algunas experiencias de la vida real no tienen equivalente onírico: simplemente, nuestro cerebro no “puede” recrearlas durante el sueño de la forma que las vivimos despiertos.


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