La pérdida auditiva, que puede ser causada por factores como la exposición al ruido, la acumulación de cerumen o infecciones, afecta a millones de personas en todo el mundo. A continuación, te presentamos cinco consejos esenciales para el cuidado de tus oídos, que te ayudarán a mantener una buena salud auditiva a lo largo de tu vida.
Protege tus oídos del ruido
La exposición a ruidos fuertes es uno de los principales factores que contribuyen a la pérdida auditiva. Actividades cotidianas, como asistir a conciertos, trabajar en entornos ruidosos o incluso escuchar música a alto volumen, pueden tener un impacto significativo en tu salud auditiva. Los expertos sugieren que la exposición prolongada a sonidos por encima de 85 decibelios puede causar daños permanentes.
Para proteger tus oídos, considera utilizar protectores auditivos, como tapones o auriculares con cancelación de ruido, cuando estés en entornos ruidosos. Estos dispositivos pueden reducir la intensidad del sonido que llega a tus oídos y minimizar el riesgo de daño auditivo. Además, es importante tomar descansos regulares en ambientes ruidosos para permitir que tus oídos se recuperen. Si trabajas en un entorno ruidoso, consulta con tu empleador sobre las medidas de seguridad auditiva que se pueden implementar.
Mantén tus oídos limpios
La acumulación de cerumen es una de las causas más comunes de problemas auditivos. Aunque el cerumen desempeña un papel importante en la protección del canal auditivo, su exceso puede provocar obstrucciones y molestias. Es fundamental mantener los oídos limpios, pero también es esencial hacerlo de manera segura.
Evita el uso de hisopos de algodón, ya que pueden empujar el cerumen más adentro del canal auditivo y causar daños. En su lugar, limpia la parte externa de tus oídos con un paño suave y húmedo. Si sientes que tienes una acumulación significativa de cerumen, es recomendable consultar a un profesional de la salud auditiva para una limpieza adecuada. Ellos pueden realizar un procedimiento seguro para eliminar el cerumen sin causar daños a tus oídos.


Cuidado al nadar
El agua atrapada en los oídos puede provocar infecciones, especialmente si no se maneja adecuadamente. Las otitis externas, comúnmente conocidas como «oído de nadador», son infecciones que ocurren cuando el agua se queda atrapada en el canal auditivo, creando un ambiente propicio para el crecimiento bacteriano.
Si disfrutas nadar, considera utilizar tapones para los oídos diseñados específicamente para este propósito. También es aconsejable inclinar la cabeza hacia un lado después de nadar para permitir que el agua drene. Si experimentas dolor o molestias persistentes en los oídos después de nadar, es importante consultar a un médico. No ignores los síntomas, ya que las infecciones auditivas pueden convertirse en problemas más serios si no se tratan a tiempo.
Mantén tus oídos secos
La humedad excesiva en el canal auditivo puede ser un factor desencadenante de infecciones y otros problemas auditivos. Por lo tanto, es esencial mantener tus oídos secos, especialmente después de actividades como nadar o ducharte. Después de ducharte, inclina la cabeza para permitir que el agua drene y seca la parte externa de tus oídos con una toalla suave.
También puedes utilizar un secador de pelo en la configuración más baja y a una distancia segura para ayudar a evaporar cualquier humedad que haya quedado en el canal auditivo. Sin embargo, evita insertar objetos en el oído, como hisopos o dedos, ya que esto puede causar irritación y aumentar el riesgo de infecciones. Mantener la zona seca y limpia es clave para prevenir problemas auditivos.


Realiza revisiones auditivas periódicas
La detección temprana de problemas auditivos es esencial para mantener una buena salud auditiva. Es recomendable realizar revisiones auditivas regulares, especialmente si tienes antecedentes familiares de pérdida auditiva, si trabajas en entornos ruidosos o si notas cambios en tu capacidad auditiva.
Los especialistas en salud auditiva pueden detectar cambios en tu audición y ofrecerte consejos personalizados sobre cómo cuidarla. Además, si utilizas audífonos, asegúrate de realizar un seguimiento regular para ajustar la configuración y asegurarte de que estén funcionando correctamente. La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden ayudar a prevenir problemas más serios en el futuro.




