Un equipo de investigadores japoneses logró identificar una de las causas biológicas detrás de la llamada “niebla mental” o brain fog, uno de los síntomas más comunes y debilitantes del COVID prolongado. Mediante avanzadas imágenes cerebrales, los científicos detectaron un aumento en la densidad del **receptor AMPA**, una proteína clave en la comunicación entre neuronas. Este incremento está asociado con procesos inflamatorios que afectan la función cognitiva, la memoria y la concentración.
El hallazgo representa un paso fundamental para comprender por qué algunas personas, incluso meses después de haber superado la infección, continúan experimentando dificultades para pensar con claridad, fatiga mental y confusión. Hasta ahora, la “niebla mental” era vista como un síntoma subjetivo y difícil de medir, pero este descubrimiento confirma que **tiene una base biológica real y detectable.
Los resultados podrían permitir el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico y tratamientos más precisos, enfocados en regular los receptores AMPA o controlar la inflamación cerebral. Con ello, se abre una esperanza para millones de personas en el mundo que sufren secuelas neurológicas tras el COVID-19, ayudando a mejorar su calidad de vida y acelerar su recuperación.




