Chingaza llega a niveles no vistos desde hace más de mil días: se desvanece el fantasma del racionamiento de agua en Bogotá

Después de un año crítico marcado por la sequía más fuerte en medio siglo, los embalses del Sistema Chingaza, junto con Chuza y San Rafael, han recuperado niveles superiores al 80%, un indicador no visto en más de mil días que permite a Bogotá respirar tranquila y mirar con optimismo el futuro del suministro de agua potable.
Chingaza - Foto @CarlosFGalan
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Tras un año marcado por la sequía más intensa en 50 años, que llevó a la capital colombiana a implementar un racionamiento de agua sin precedentes, los embalses del Sistema Chingaza, principal fuente de abastecimiento, junto con los de Chuza y San Rafael, han alcanzado niveles de llenado superiores al 80%, un nivel que no se registraba desde agosto de 2022, es decir, hace más de mil días.

La recuperación representa un alivio significativo para millones de habitantes que durante meses vivieron con restricciones severas en el suministro.

El racionamiento, que comenzó en abril de 2024 y se extendió hasta abril de 2025, fue una medida de emergencia ante el descenso crítico del nivel de los embalses, que llegó hasta un alarmante 17% en el Sistema Chingaza.

Durante ese periodo, la Alcaldía de Bogotá implementó cortes por zonas y horarios, además de campañas de ahorro y sanciones para quienes desperdiciaran agua, buscando preservar el recurso vital mientras se ejecutaban acciones técnicas para mitigar la crisis.

La recuperación de los embalses se atribuye principalmente a las lluvias constantes registradas en las zonas de captación durante los últimos dos trimestres, lo que permitió superar la sequía y estabilizar los niveles de agua. Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), el Sistema Chingaza alcanzó un 80,48% de llenado al 1 de julio de 2025, mientras que los embalses de Chuza y San Rafael se situaron en 80,11% y 81,42%, respectivamente. Estas cifras reflejan una recuperación histórica que no solo garantiza el abastecimiento actual, sino que también mejora la resiliencia del sistema frente a futuras eventualidades climáticas.

El alcalde Carlos Fernando Galán destacó en sus redes sociales que este nivel de llenado no se veía desde hacía casi tres años, enfatizando que «Bogotá vive» y que la ciudad puede mirar con optimismo el futuro del suministro de agua potable.

Sin importar  las buenas noticias en el mejoramiento de los indicadores, las autoridades mantienen la vigilancia y continúan con campañas de ahorro para evitar un consumo excesivo que pueda poner en riesgo la estabilidad alcanzada, además de seguir modernizando la infraestructura hídrica para fortalecer la gestión del recurso.


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