A pocos días del balotaje presidencial del 14 de diciembre de 2025, las encuestas proyectan un escenario favorable para José Antonio Kast. La mayoría de los estudios demoscópicos lo sitúan con una ventaja considerable sobre la abanderada oficialista, Jeannette Jara. Sin embargo, voces expertas advierten que el desenlace aún está lejos de estar escrito.
Daniela Campos Letelier, politóloga y académica de la Universidad Andrés Bello, recuerda que la primera vuelta ya dejó una sorpresa mayor: la irrupción de Franco Parisi, quien pese a no figurar entre los favoritos consiguió un inesperado tercer lugar con el 19,71% de los votos. “La elección sigue abierta; en política nada está ganado hasta el final”, señala.
Uno de los grandes focos de incertidumbre es el comportamiento de quienes votaron por Parisi y por otros candidatos que no pasaron al balotaje. La clave está en un universo electoral ampliado: cerca de cinco millones de personas acudieron a las urnas debido a la restitución del voto obligatorio.
Francisca Castro, doctora en Ciencias Políticas e investigadora del International Security and Development Center en Berlín, advierte que gran parte de este grupo optó por postulantes críticos del sistema o alejados de los partidos tradicionales. Entre ellos destacó Parisi, quien logró conectarse con los votantes jóvenes gracias a un relato centrado en la meritocracia y distante de la polarización ideológica, sintetizada en su conocido lema: “Ni comunacho ni facho”.
Según Campos Letelier, este segmento juvenil comparte rasgos comunes: despolitización, escasa identificación ideológica y una marcada desconfianza hacia las instituciones. “Son jóvenes que nacieron en democracia y no dimensionan lo que significó recuperarla. Además, la mayoría pertenece a sectores socioeconómicos vulnerables y es difícil prever su comportamiento electoral”, explica.




