En el resguardo indígena de Paletará, ubicado en la zona rural de Puracé, Cauca, se vive una emergencia ambiental sin precedentes. La emisión constante de cenizas por parte de los volcanes Puracé y Curiquinga ha generado graves consecuencias, especialmente para el ganado de la región, donde varias vacas han muerto y otras se encuentran enfermas, presentando fiebre y síntomas relacionados con la ingesta de pasto y agua contaminados.
Durante un recorrido por la zona, se evidenció la magnitud del problema: animales débiles consumiendo alimentos contaminados, cultivos quemados por la ceniza y las heladas, y agua en malas condiciones. A pesar de los esfuerzos de la comunidad por mitigar el impacto, la situación sigue empeorando, y se teme un aumento en la mortandad del ganado en las próximas horas.
“Estamos en el corazón de la zona de influencia y esto pone en riesgo nuestra salud y nuestra economía”, expresaron líderes locales, quienes, junto con la guardia indígena, han distribuido agua a las familias afectadas. Sin embargo, recalcan que la ayuda es insuficiente y solicitan intervención urgente por parte de las autoridades departamentales y nacionales.
Además del impacto sobre el ganado, las cenizas representan un riesgo para la salud humana y los cultivos de la región, lo que agrava aún más la situación de estas comunidades que dependen de la agricultura y la ganadería para su sustento.
El Servicio Geológico Colombiano continúa monitoreando de cerca la actividad volcánica mientras las comunidades permanecen en máxima alerta. Se espera una respuesta oportuna que permita reducir los efectos de esta crisis ambiental y proteger a los habitantes y su economía.

															


