Se conmemoró el Kolla Raymi, una de las cuatro grandes festividades del calendario andino. Esta celebración está dedicada a la mujer, la semilla y la tierra, elementos centrales en la cosmovisión ancestral de los pueblos indígenas.
Desde esta perspectiva, el Kolla Raymi reconoce el vientre femenino y la tierra como fuentes de vida, alimento y continuidad cultural. No se trata solo de una ceremonia espiritual, sino también de un acto de reafirmación comunitaria.
Durante la jornada, las comunidades indígenas del sur de Nariño, especialmente los resguardos Pastos y Quillasingas, se reunieron en territorios como Ipiales, San Juan y Yaramal. Allí realizaron rituales, danzas y cantos tradicionales.
El líder indígena taita Jesús Omero Cuasapud afirmó que este tiempo sagrado permite agradecer a la Madre Tierra y sembrar tanto alimentos como valores esenciales para la vida colectiva. La ceremonia reconoce a la mujer como protectora de saberes ancestrales, símbolo de fecundidad y equilibrio. Su rol es central en la defensa de los territorios y en la transmisión de la memoria cultural.
Desde una mirada etnológica, el Kolla Raymi refleja la relación espiritual entre los pueblos y la naturaleza. El territorio no es visto como recurso, sino como un ser vivo que da y también demanda cuidado. En el plano social, esta festividad fortalece los lazos intergeneracionales, enseñando a los jóvenes principios como la gratitud, el respeto y la reciprocidad.




