En un duro golpe al crimen organizado que afecta la frontera sur del país, fue capturado en las últimas horas, Gilberto Salazar García, alias Pajarraco, presunto traficante internacional de explosivos que utilizaba el corredor fronterizo de Ipiales, en el departamento de Nariño, como punto clave para el ingreso ilegal de material explosivo a Colombia.
La operación, liderada por la Policía Nacional en el marco de la ofensiva contra el multicrimen, fue confirmada por el director de la institución, el mayor general Carlos Fernando Triana Beltrán, a través de su cuenta oficial en la red social X donde destacó la importancia estratégica de esta captura para debilitar las rutas criminales que abastecen a estructuras armadas residuales en el país.
“CAE TRAFICANTE INTERNACIONAL DE EXPLOSIVOS En Medellín, en desarrollo de la ofensiva frontal contra el multicrimen y el delito, capturamos a Gilberto Salazar García, alias ‘Pajarraco’, quien compraba explosivos en Ecuador y Perú y los ingresaba a Colombia, a través de Ipiales (Nariño), utilizando como fachada empresas de transporte de carga”, indicó el mayor en X.
Alias Pajarraco es señalado de comprar explosivos en Ecuador y Perú, para posteriormente ingresarlos a Colombia a través de pasos fronterizos ilegales en la zona de Ipiales. Según las investigaciones, utilizaba como fachada empresas de transporte de carga, que le permitían movilizar el material camuflado por las vías de Nariño y enviarlo a distintas regiones del territorio nacional, principalmente al nordeste de Antioquia.
La captura de este individuo pone de relieve los serios riesgos de seguridad que enfrenta el departamento de Nariño, especialmente en su zona de frontera, donde las rutas de contrabando y tráfico ilícito siguen siendo aprovechadas por estructuras criminales.
Según lo dicho por las autoridades este sujeto era el principal enlace logístico del grupo delincuencial Palacé, con nexos comprobados con la Estructura 36, disidencia armada con fuerte presencia en el Bajo Cauca antioqueño. Su labor criminal consistía en el abastecimiento sistemático de explosivos, que luego eran utilizados en actividades de minería ilegal y acciones violentas.
La captura de Pajarraco representa un paso significativo en la lucha contra las estructuras ilegales que utilizan a Nariño como puerta de entrada de insumos ilegales hacia el resto del país. Sin embargo, el desafío continúa: es necesario fortalecer la vigilancia, la presencia institucional y el control del transporte de carga, especialmente en zonas como el corredor Ipiales–Pasto, clave para el comercio y la seguridad regional.
