A todos los hechos de inseguridad que se han presentado recientemente, se suma que las circunstancias no se prestan para brindar tranquilidad a los girardoteños, y en este caso tampoco a los flamencos que deben movilizarse de un municipio a otro por el Puente Férreo. En esta ocasión, un hombre por poco es víctima de un sujeto que con arma blanca lo interceptó; de no ser por la rápida reacción del denunciante, este hubiera sido asaltado e incluso acuchillado.
Lo ocurrido
El testimonio de Gustavo Carrillo relató que, cerca de la media noche, él y algunas pocas personas intentaban pasar el puente que estaba completamente a oscuras. Algunos sacaban su celular para alumbrar el camino, pero temían que malhechores se escabulleran para raparles las pertenencias. Carrillo se movilizaba hacia Flandes, pues regresaba de visitar a sus familiares en Girardot, en la noche del viernes, cuando se había quedado con su hermano tomando algunas cervezas.
Múltiples afectados
Cuando intentó devolverse, observó la oscuridad que acechaba a los pocos transeúntes, y notó que había solo unos pocos bachilleres de la Policía. Mientras que varios locales que intentaban pasar, aseguraron que dos policías ofrecieron acompañamiento a algunas personas, el relato de otras expuso que ese viernes, “a las 10:45 p.m., el Puente Férreo estaba oscuro. El CAI o estación móvil que está ubicada al inicio del puente estaba a oscuras y con una policía dama sola, chateando, mientras las personas estaban en la mitad del puente paradas”.
Lo seguían
Sin embargo, la historia de Carrillo por suerte no terminó en tragedia, pues ya presentía que iba a ser víctima de los ladrones, debido a que sentía que lo estaban siguiendo desde el puente. Afirmó que en un principio pensaba que eran otras personas que como él, solo buscaban llegar a sus casas, pero que pronto se dio cuenta de que un hombre era el que lo seguía.
Se echó a correr
Al llegar al final del puente, para ingresar a Flandes, volteó a mirar y de inmediato el sujeto desenfundó un cuchillo con el cual pretendía robarlo. Sin pensarlo dos veces, Gustavo salió a correr; sin embargo, por su edad no podía correr tan rápido, por lo que temía que el ladrón lo persiguiera. Finalmente, llegó a un sector con luz y logró zafarse del delincuente.
