Cartago despide a Juan Manuel Martínez, defensor incansable del medio ambiente y voz de la conciencia ecológica del municipio

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Cartago amaneció de luto con la noticia del fallecimiento de Juan Manuel Martínez Londoño, un ciudadano ejemplar que dedicó su vida a la defensa del medio ambiente, el patrimonio natural y la conciencia ecológica de su municipio.

Exdirector de la oficina de Medio Ambiente, Martínez Londoño fue reconocido por liderar importantes procesos de reforestación, educación ambiental y recuperación de cuencas hidrográficas en el norte del Valle del Cauca. Su legado está sembrado en cada árbol que ayudó a preservar y en cada joven que educó para amar la naturaleza.

Más allá de su cargo institucional, Juan Manuel fue un caminante incansable de veredas, montañas y barrios. Estuvo siempre presente en campañas comunitarias, talleres escolares, mingas ambientales y encuentros con campesinos, donde defendía el derecho colectivo a un entorno sano.

Quienes compartieron con él lo describen como una persona firme, pero siempre respetuosa; apasionada, pero profundamente serena. Su amor por el planeta se reflejaba en acciones concretas y en la forma en que vivía, de manera coherente con sus ideales.

Durante su gestión, Cartago se convirtió en referente regional en temas como arborización urbana, conservación de humedales y creación de zonas protegidas. Martínez impulsó procesos participativos donde los habitantes tenían voz en las decisiones ambientales.

Uno de sus logros más recordados fue la articulación de comunidades educativas, autoridades y organizaciones sociales para proteger la microcuenca del río La Vieja, una tarea que lo enfrentó incluso a intereses económicos, pero que asumió con valentía y argumentos técnicos.

Su capacidad para generar alianzas fue clave para fortalecer una visión de desarrollo sustentable en Cartago. Promovía el equilibrio entre el progreso urbano y el respeto por los ecosistemas locales, abogando siempre por la justicia ambiental.

En su rol de formador, dejó huella en decenas de estudiantes, docentes y líderes ambientales que hoy lo recuerdan como un maestro de vida. Su pedagogía se basaba en la experiencia, el respeto por los saberes ancestrales y la ciencia.

A pesar de su bajo perfil mediático, Juan Manuel era una figura profundamente respetada en escenarios académicos y comunitarios. Prefería sembrar árboles antes que posar para una foto; prefería escuchar a la comunidad antes que imponer decisiones.

La noticia de su partida ha generado múltiples mensajes de condolencias desde instituciones, movimientos ambientales y ciudadanos que reconocen su papel como guardián del equilibrio ecológico y social. Su muerte no solo representa una pérdida personal, sino un llamado a continuar su lucha.

Cartago lo despide con dolor, pero también con gratitud. Juan Manuel Martínez Londoño fue más que un funcionario: fue una brújula ética, una voz firme y una esperanza verde en tiempos de crisis climática.

Hoy, mientras la naturaleza llora la partida de uno de sus más fieles defensores, su legado se convierte en semilla viva que germinará en cada rincón donde haya un ciudadano dispuesto a proteger la tierra, el agua y la vida.


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