El Vasco Da Gama vive un momento de ilusión con la presencia de Carlos Cuesta, quien ha sorprendido no solo por su solidez defensiva, sino por el notable cambio físico que mostró tras sus vacaciones. El colombiano, lejos de desconectarse completamente del fútbol, aprovechó el receso para fortalecer su cuerpo y regresar con una condición atlética envidiable.
En Río de Janeiro, la prensa local ha destacado cómo el zaguero cafetero luce más fuerte, ágil y explosivo en los entrenamientos, al punto de convertirse en uno de los jugadores más preparados físicamente del plantel. Su disciplina fuera de las canchas ha marcado la diferencia, proyectándolo como una pieza clave en la temporada.
Lo más llamativo es que, durante el periodo de descanso, Cuesta eligió priorizar rutinas de trabajo personalizadas, enfocadas en potencia, resistencia y recuperación. Este compromiso le permitió regresar con varios kilos más de masa muscular, sin perder la velocidad que lo caracteriza en los duelos individuales.
Compañeros y aficionados no han tardado en notar la transformación, comentando que el defensor se ve en su mejor momento desde que llegó al fútbol brasileño. Incluso se ha señalado que su nuevo estado físico le ha dado mayor confianza para asumir roles de liderazgo dentro del grupo.
En el plano deportivo, Vasco Da Gama encuentra en Cuesta un pilar que no solo defiende con autoridad, sino que también transmite un mensaje de profesionalismo a las nuevas generaciones. Su dedicación fuera del campo refleja el carácter competitivo de un jugador que quiere llevar al club a objetivos más altos.
El caso de Carlos Cuesta es un ejemplo claro de cómo la disciplina y la planificación pueden marcar la diferencia en la élite del fútbol. Hoy, el colombiano no solo es noticia por su nivel en la cancha, sino por convertirse en un modelo de compromiso y evolución en el balompié sudamericano.




