Durante varios días, un hombre fingió ser domiciliario para moverse con total tranquilidad por un parque del sector de Chapinero, al norte de Bogotá. Vestía como cualquier repartidor, permanecía con su maletín al hombro y simulaba esperar pedidos frente a la mirada de los transeúntes e incluso de los mismos policías que rondaban la zona. Pero lo que ocultaba en realidad era una actividad delictiva que fue descubierta gracias a la vigilancia tecnológica del C4.
Un operador del sistema de videovigilancia del Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4) notó su extraño comportamiento: el hombre no se movilizaba, no recibía llamadas ni realizaba entregas. Con sospechas, inició un seguimiento en tiempo real que permitió confirmar que el sujeto estaba usando su disfraz para comercializar estupefacientes.
El operador mantuvo la vigilancia constante y observó cómo, tras vender varias dosis, el hombre se dirigía hacia una zona con vegetación cercana a la Carrera Séptima. Allí escondía más droga. Esta información fue clave para coordinar con la patrulla del cuadrante, que se movilizó al sitio exacto, interceptó al sospechoso y encontró una caja con más de 200 dosis listas para su distribución.
El secretario de Seguridad, César Restrepo, destacó que «la tecnología es un actor fundamental en la lucha contra la delincuencia. Gracias a la coordinación entre los operadores del C4 y los uniformados, se logró una captura clave y se evitó la distribución de alucinógenos en el espacio público».
El capturado fue judicializado por los delitos de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes




