De acuerdo con la investigación, los hoy asegurados tendrían como zona de injerencia los barrios Chambacú, Brisas Bajo, Zapata y Pueblo Nuevo en donde comercializaban estupefacientes en pequeñas dosis que eran distribuidas a domicilio.
Durante los operativos de captura realizados de manera conjunta entre la Fiscalía y la Policía se realizaron 12 allanamientos, se incautaron alrededor de mil gramos de estupefacientes y dos celulares.
La Fiscalía les imputó cargos por los delitos de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes; tráfico, fabricación y porte de armas de fuego y concierto para delinquir agravado.
Mientras tanto, la comunidad mostró su preocupación por el aumento de jíbaros en el municipio, indicando que la generación de inseguridad que generan supera las expectativas y que lo más frustrante para ellos es que a pesar de que los capturen, a los pocos días ya están libres, volviendo a las calles a vender estupefacientes, induciendo a niños, niñas y adolescentes al mundo de las drogas.
Por esto, le hicieron el llamado no solo a la Policía, sino también a la Fiscalía, para que realicen operativos y procesos judiciales que puedan darles un verdadero castigo a quienes se dedican a la venta de estupefacientes.
