El presidente Gustavo Petro confirmó en las últimas horas la salida del director de la Policía Nacional, una decisión que, según fuentes del Gobierno, responde a un proceso de reestructuración institucional y no a diferencias personales o políticas. El mandatario explicó que el cambio busca fortalecer la confianza ciudadana en la Fuerza Pública y avanzar en un modelo de seguridad más humano, con enfoque territorial y comunitario. Aunque no se han revelado todos los detalles, se sabe que el Gobierno prepara una nueva estrategia de mando que prioriza la prevención del delito y el respeto a los derechos humanos.

Diversos sectores interpretan el anuncio como un movimiento clave dentro de la agenda de reformas del Ejecutivo. Desde el Congreso, algunos congresistas afines al Pacto Histórico respaldaron la medida, asegurando que la Policía debe adaptarse a los nuevos retos sociales y a la política de “seguridad humana” que promueve el presidente. Sin embargo, voces críticas en la oposición consideran que el cambio podría generar inestabilidad en la institución, especialmente en medio de los desafíos que enfrenta el país en materia de orden público y narcotráfico.
Por su parte, desde la Policía Nacional se ha enviado un mensaje de institucionalidad y respeto a las decisiones del jefe de Estado. El general saliente agradeció la confianza depositada durante su gestión y reiteró su compromiso con los valores del servicio público. En los próximos días se conocerá quién asumirá la dirección, en un contexto donde la relación entre el Gobierno y la Fuerza Pública sigue siendo un tema de alto interés nacional. El anuncio, más allá de la sorpresa, refleja la intención del Ejecutivo de mantener un control directo sobre las políticas de seguridad y el rumbo operativo de la Policía.

