Cambio desde el corazón

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Luisa Correa, habló sobre el proyecto que lleva más de tres años enfocado en apoyar a ciudadanos con enfermedades.

La ciudad de Ibagué no solo cuenta con historias que en algunas ocasiones desmotiva a los ibaguereños y dentro de todas aquellas noticias que varios medios muestran aún existe personas que han sido inspiración para muchos como lo es Luisa Fernanda Correa, quien a liderado un proyecto que se encarga de apoyar a las personas que por cuestiones de la vida se han topado con una de las enfermedades más fuertes como es el cáncer. 

Ibagué cuenta con un espacio llamado Clinaltec un lugar donde acoge a miles de personas que presentan cáncer, es por eso que ‘manos amigas’ nació en el año 2020 la cual se encarga de ayudar a pacientes de este centro médico, un grupo que está conformado por 183 personas quienes ponen su alma y corazón a todas aquellos pacientes con una sonrisa. 

Creación

“Hoy en día somos 183 manos que aportamos a esta iniciativa, cuando empezó la pandemia yo con unas compañeras decidimos reunirnos después de varios meses de aislamiento y en medio del agradecimiento decidimos ayudar a otras personas que se encontraban en situaciones complejas, ahora somos más de 100 personas y todo eso es gracias al voz a voz” aseveró Luisa. 

Por otro lado, Luisa afirmó que este proyecto no solo se ha logrado por el esfuerzo de todas estas mujeres, sino también, por varias alianzas que han logrado obtener durante estos cuatro años, a su vez, Luisa manifestó que las actividades que ellas realizan van desde la organización de celebraciones para fechas especiales y entrega de regalos. 

Estas personas que se dedican a alegrar la vida de quienes padecen cáncer cumplen un papel invaluable, pues con su dedicación, ofrecen momentos de alivio y esperanza en medio de las difíciles batallas que los pacientes enfrentan. Ya sea a través de actividades recreativas, música, arte o simplemente escuchando, estas personas crean un espacio donde la enfermedad no es el centro, sino la vida y la resiliencia. Su presencia contribuye a mejorar la salud emocional de los pacientes, ayudándolos a enfrentar los tratamientos con mayor fortaleza y optimismo.

Además de ser un soporte emocional, estas acciones generan un impacto positivo en las familias de los pacientes. Al aliviar el peso emocional que conlleva la enfermedad, estos individuos fomentan entornos de unidad y apoyo. Su labor no solo transforma vidas al ofrecer momentos de alegría y consuelo, sino que también visibiliza la importancia de la empatía y la solidaridad. En un mundo donde el cáncer representa un desafío tan grande, el aporte de quienes eligen sembrar esperanza es un recordatorio poderoso del impacto que puede tener un corazón dispuesto a ayudar.


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