El impacto del cambio climático se ha convertido en un factor determinante en el aumento de la pobreza mundial. Sequías prolongadas, inundaciones y fenómenos extremos están afectando de manera directa a comunidades vulnerables, especialmente en regiones de África, Asia y América Latina, donde millones de personas dependen de la agricultura y los recursos naturales para sobrevivir.
De acuerdo con organismos internacionales, cerca de 900 millones de personas corren el riesgo de caer en condiciones más severas de pobreza debido a la pérdida de cultivos, el aumento de los precios de los alimentos y la falta de acceso a agua potable. Estas condiciones agravan las desigualdades y generan desplazamientos forzados por motivos climáticos.
Expertos advierten que los efectos del calentamiento global no solo son ambientales, sino también sociales y económicos, pues limitan el desarrollo, destruyen infraestructuras y amplían la brecha entre países ricos y pobres.
Los gobiernos y organizaciones humanitarias han hecho un llamado urgente a fortalecer las políticas de adaptación, promover energías sostenibles y crear mecanismos de protección para las poblaciones más afectadas. La lucha contra el cambio climático, aseguran, ya no es solo una cuestión ambiental, sino una prioridad humanitaria y económica a nivel global.



