En el barrio Obrero, donde la salsa tiene memoria y las calles vibran con historias, una aguja recorre los surcos de un vinilo y devuelve el sonido auténtico de Cali. Allí, entre discos, carátulas y memorias musicales, Jaime Zabala le da vida a Cali Vynil, una tienda que no solo vende música: crea comunidad, cultura y esperanza en medio de la transformación urbana que impulsa la Alcaldía de Cali con la recuperación del barrio Obrero.
Su local se ha convertido en un punto de encuentro para melómanos, coleccionistas y curiosos que llegan atraídos por el ritmo envolvente del vinilo y la magia de un barrio que renace. “Si nosotros en este momento con la calle rota, los jueves, viernes y sábados, llenamos, no me quiero imaginar cuando esto sea una realidad”, dijo Jaime.
Afuera, las calles del Obrero están en plena renovación, pero cada semana, Cali Vynil vibra con los jueves temáticos, un espacio creado por Zabala para unir generaciones y sonidos. “Ahí es donde empieza la vida, donde nace la idea de los jueves de temática, que es el plato fuerte de nosotros. Invitamos a melómanos coleccionistas a hacer un jueves especial, y entonces se une el melómano con el vecino, con el de a pie y con el curioso”, contó.
Los avances de obra impulsados por el alcalde, Alejandro Eder, con la estrategia ‘Invertir para Crecer’, buscan que este emblemático sector siga siendo un referente cultural y turístico. “Lo que viene para el Obrero va a ser un boom. Este barrio va a ser una referencia mundial”, indicó Zabala.
El sueño es compartido por muchos. Alex Vargas, melómano y coleccionista, aseguró que el Obrero está destinado a brillar. “Va a ser un éxito porque el barrio Obrero siempre ha sido conocido como salsero. Si hablamos de salsa, todo el mundo habla del barrio Obrero, porque aquí fue una de las primeras partes donde empezó la rumba en Cali.”
Para él, Cali Vynil representa ese espíritu que no se apaga. “Aquí venimos, disfrutamos, compartimos, nos integramos entre melómanos y coleccionistas. Aquí la salsa no va a morir, porque aquí se escucha de todo: baladas, salsa, música vieja. Hay espacio para todos los sonidos”, sostuvo.
Así, mientras las obras avanzan y las melodías siguen girando, el barrio Obrero vuelve a escribir su historia… una historia que suena a vinilo, porque junto a sus habitantes, seguimos recuperando a Cali.
