De acuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI), se entiende como deporte seguroun entorno donde los atletas pueden entrenar y competir en un contexto saludable y solidario, respetuoso, equitativo y libre de todas las formas de acoso y abuso.
Esta definición ha sido letra muerta para muchos deportistas en diferentes ámbitos, como es el caso de Azul Almazán, exclavadista de México, quien en plenas finales de unos Juegos Olímpicos rompió el silencio y contó lo que pasaba a la interna de la delegación ‘azteca’, con discriminación, terror sicológico, abuso de poder y acoso sexual por parte de su entrenador. Su valentía, que destapó la olla de un sistema contaminado, le costó renunciar a la gloria olímpica y enfrentarse a una persecución mediática que, incluso, la obligó a salir de México para refugiarse en el extranjero durante 15 años.
Su historia, que llegó a la pantalla grande a través de la producción cinematográfica titulada ‘La Caída’, protagonizada por la también mexicana Karla Souza, fue una de las aristas principales de la Asamblea ‘Entornos seguros para la práctica deportiva’, desarrollada en Cali durante la ‘Segunda Cumbre de Ciudades Latinoamericanas para el Deporte y el Desarrollo’, donde precisamente Azul Almazán estuvo como invitada y ponente de lujo.
“Mi infierno inició cuando dije ‘no’, cuando me negué a acceder a insinuaciones de tipo sexual. Si alguien está viviendo esto que yo viví, es necesario hacerle sentir que no están solos, que sepan que no está bien y que es algo que tenemos que empezar a cambiar”, argumenta Azul.
Para Almazán, este tipo de espacios como la Asamblea realizada en Cali, son clave en la construcción de políticas y medidas que consoliden entornos seguros en el ámbito deportivo. “Tenemos muchos deseos de trabajar pero por algo nos está costando tanto trabajo a varios países dar en el blanco. Estos congresos y cumbres nos ayudan a conocer a las personas que pueden ser la clave fundamental o la pieza que falta y así dar pasos mucho más grandes para que las cosas cambien. Al hablar y compartir este tipo de experiencias, alguien puede levantar la mano y decir: yo tengo una solución”, consideró.

