Cali cuenta con más de 380.000 árboles de 473 especies. Así se evidenció en los datos del último Censo Arbóreo (año 2024) lo que significó un logro notable comparado con los datos registrados en el anterior Censo Arbóreo de 2015, que identificó que la capital del Valle del Cauca tenía 296.499 árboles. Hoy, por cada 8,3 habitantes hay un árbol en Cali.

Estos datos hacen parte de la Síntesis Diagnóstica del proceso de revisión y ajuste del Plan de Ordenamiento Territorial que adelanta el Departamento Administrativo de Planeación.
La subdirectora de Ecosistemas y Umata del Dagma, Lina Botia, “de acuerdo con el último censo arbóreo en Santiago de Cali, hemos aumentado las especies nativas en el área urbana, pasando de un 34 % al 54 %, y aumentado el número de individuos arbóreos; de 280.000 árboles, en el 2015, a más de 382.655 en la actualidad; lo que permite la remoción de 78 toneladas de contaminantes del aire y produciendo más de 9000 toneladas de oxígeno”.
El documento diagnóstico del POT indica que en Santiago de Cali se encuentran 6 biomas y 13 ecosistemas, 9 de ellos en zona rural y 4 en la zona urbana, y presentan características ecológicas diferenciadas entre el área urbana y rural. Entre los ecosistemas urbanos se encuentran aquellos correspondientes a Bosque Seco y humedales, tales como el Bosque Cálido Seco en Planicie Aluvial (BOCSERA) y el Bosque Cálido Seco en Piedemonte Aluvial (BOCSEPA); mientras que los ecosistemas rurales abarcan ecosistemas de páramo, bosques andinos y subandinos.
Gracias a estos avances, Santiago de Cali se destaca por su biodiversidad, albergando más de 600 especies de aves, lo que equivale aproximadamente al 31% de las especies de aves de Colombia. Además, cerca del 25% de su territorio urbano y periurbano corresponde a zonas naturales bien conectadas, con oportunidades de mejora, lo que favorece tanto la conservación de especies como su distribución ecológica.
Dice el documento de diagnóstico del POT que “entre las aves más comunes se encuentran el canario coronado (Sicalis flaveola) y el chimachimá (Daptrius chimachima), mientras que otras, como el carpinterito colombiano (Picumnus granadensis), son especies endémicas y de gran valor para los esfuerzos de conservación. En cuanto a las plantas, se destacan el guayacán rosado (Tabebuia rosea) y el chiminango (Pithecellobium dulce)”.
Sin embargo, el documento diagnóstico del POT explica que esta riqueza corre riesgos: la ocupación ilegal, la minería, la deforestación y la contaminación amenazan los ecosistemas urbanos y rurales. Frente a esto, la Administración distrital de Alejandro Eder, en alianza con el Dagma, la CVC, Policía y Ejército, ha implementado acciones contundentes: cierres de minas ilegales en los Farallones, restauración de corredores biológicos y vigilancia ambiental activa.
Gracias a estas iniciativas, Cali no solo preserva su diversidad, sino que también promueve el ecoturismo regenerativo. El circuito en Los Farallones, por ejemplo, une comunidades locales con avistadores de todo el mundo y fortalece economías sostenibles, alternativas a actividades extractivas. Así, el Distrito se proyecta como un destino global de biodiversidad, que también nutre la identidad caleña y su futuro sostenible.




