Según la información oficial de la Gobernación de Nariño, en el evento La Mejor Taza Nariño 2025 —con el lema “Cultivando Café, Cosechando Paz”— se logró un récord nacional de venta de café. El lote ganador, de la variedad Geisha, cultivado en el municipio de San Pedro de Cartago (Nariño), fue calificado con 89,5 puntos y se vendió en US $ 150,50 por libra.
El comprador fue el empresario estadounidense Peter Jones, quien compitió contra compradores de Australia, Canadá, España, Eslovaquia, Chile, Rusia, Polonia, Países Bajos, Estados Unidos y Colombia.
El Gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar Jaramillo, comentó: “Hablamos de un récord nacional, del mejor café del mundo. Este es el café de la esperanza, cultivado con esfuerzo, con manos de mujeres, símbolo de un proceso productivo con equidad y aroma femenino, acompañado por la juventud nariñense”.
Durante los tres días del evento se reportaron más de 8 000 visitantes que recorrieron los 180 stands, participaron en la agenda académica, cultural y comercial que expuso cafés de 24 municipios del departamento.
Las ventas totales informadas superaron los 160 millones de pesos, de los cuales aproximadamente 20,7 millones provinieron del clúster del café —una red colaborativa entre productores, tostadores, comercializadores y entidades públicas y privadas.
La secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural de Nariño, Prinith Jurado, sostuvo: “Alcanzar los 150,50 dólares por libra es un hecho sin precedentes. El café se consolida como una herramienta para transformar el territorio, generar calidad de vida y abrir caminos de comercialización para nuestros productores”.
La agenda académica del evento incluyó conferencias de expertos nacionales e internacionales sobre biotecnología, fermentación, modelos de negocio sostenibles, turismo ligado al café y trazabilidad.
También se celebraron campeonatos de catación y filtrado con premios para los ganadores, en los que participaron baristas del departamento.
El evento refuerza la visión de que el café de alta calidad puede convertirse en motor de transformación rural, generador de empleo digno y alternativa económica frente a los cultivos ilícitos, especialmente en el contexto de paz territorial.
