Los capturados operaba en los municipios de Melgar, Silvania, Granada y Tibacuy.
Parte de la investigación revelo que, que los indiciados obtenían ingresos superiores a los $100 millones mensuales. Se hacían pasar como “importantes distribuidores” de diferentes productos. Seducían potenciales compradores ofreciéndoles “gangas que resultaban difíciles de desaprovechar” para hacerlos ir al lugar de la embosca. Fue entonces cuando la Policía supo de los casos mediante información suministrada por las víctimas.
En un trabajo conjunto, los procedimientos de captura se cumplieron en el barrio Gaitán de Fusagasugá y la vereda Loma Alta de Silvania, Cundinamarca; otros más cayeron en el municipio de Vista Hermosa, Meta, hasta donde lo siguieron agentes de inteligencia. Los trabajos de búsqueda y persecución fueron emprendidos luego que las autoridades recibieran información sobre los irregulares hechos tras lo cual, el cuerpo uniformado emprendió las tareas correspondientes.
Esta organización criminal contactaba a sus “presas”a través de redes sociales. Los “encarretaban” con falsas ofertas hasta convencerlos de que iban a realizar el “negocio de la vida”. Siempre a través de las redes sociales, les decían que “les habían caído muy bien”y que, en razón a ello, les aseguraban descuentos que no“volvería a encontrar en sus vidas”. Una vez alcanzado ese nivel de confianza ponían en marcha la siguiente etapa. Los convencían de que, por razones momentáneas e insuperables, tenían que ir hasta un lugar determinado con el propósito de concretar la transacción.
