En un operativo conjunto entre las autoridades de Cundinamarca y la Policía de Carabineros, fue desmantelada una peligrosa banda delincuencial conocida como «El Octeto», dedicada al sacrificio clandestino de animales, entre ellos reses, caballos y asnos, con el fin de comercializar su carne en diversas regiones del país. Según la investigación, esta organización ilegal distribuía los productos obtenidos a proveedores del Plan de Alimentación Escolar (PAE), cárceles, otras instituciones públicas, así como a plazas de mercado y establecimientos de comercio en Cundinamarca y Boyacá.
La banda operaba bajo condiciones extremadamente precarias y sin los permisos sanitarios necesarios. Los animales que sacrificaban, en su mayoría, se encontraban en estado de enfermedad y maltrato, lo que generaba serias preocupaciones sobre la calidad de la carne que distribuían. Además, las condiciones insalubres en las que se realizaba esta actividad ilegal afectaban gravemente el medio ambiente, ya que los residuos generados durante el sacrificio de los animales eran vertidos sin ningún tipo de tratamiento, contaminando el suelo y las fuentes hídricas cercanas.




