La tragedia golpeó a la vereda Salem, en zona rural de Isnos, el pasado sábado, cuando un violento choque entre dos motocicletas dejó como saldo la muerte de Giovani Joaqui Ñañez, de 22 años y oriundo de San Agustín, además de una persona más gravemente herida que permanece en estado crítico en un centro asistencial de Neiva.
La víctima fue trasladada de urgencia al Hospital Departamental San Antonio de Pitalito, pero pese a los esfuerzos médicos no logró sobrevivir. En un inicio, su cuerpo permaneció registrado como N.N., hasta que familiares de la vereda El Palmar lograron identificarlo.
Indignación
La tragedia se transformó en indignación cuando la familia denunció que, tras el fallecimiento, el cadáver de Giovani permaneció cuatro días sin ser levantado oficialmente. Solo hasta la noche del martes, el procedimiento judicial fue adelantado, impidiendo durante ese tiempo que el joven pudiera recibir cristiana sepultura.
“Fue un martirio prolongado, no solo por su muerte, sino porque nos tocó mendigar para que lo recogieran”, expresaron allegados, quienes calificaron el hecho como un acto de indolencia institucional que profundizó el sufrimiento.
Instituciones
Según las denuncias, el retraso obedece a un limbo administrativo: de acuerdo con convenios entre el CTI, la SIJÍN y el Instituto de Tránsito y Transporte de Pitalito, el levantamiento de cuerpos en vías terciarias compete al INTRA. Sin embargo, el funcionario designado para este procedimiento no habría mostrado la voluntad necesaria para actuar con diligencia.
Esa demora, más que un trámite, se convirtió en un símbolo de negligencia que deja en entredicho la articulación de las autoridades judiciales y de tránsito en el Huila.
Clamor
El caso ha generado rechazo social en Isnos y Pitalito, donde líderes comunales y organizaciones de derechos humanos piden revisar con urgencia los protocolos de levantamiento de cadáveres en zonas rurales. La demora, señalaron, no solo afecta la dignidad de la víctima, sino que vulnera el derecho de las familias a un duelo respetuoso y digno.
El secretario de Gobierno del Huila y las autoridades judiciales fueron emplazados a dar explicaciones y tomar medidas correctivas que eviten repetir este tipo de episodios.
Más allá
Lo que comenzó como un siniestro vial terminó destapando una problemática mayor: la falta de coordinación institucional y la ausencia de humanidad en el trato a las víctimas y sus familiares. El levantamiento tardío de Giovani Joaqui Ñañez deja en claro que la burocracia y la desidia estatal pueden ser tan crueles como la propia tragedia.
En la región, la comunidad exige que este caso no quede en el olvido y que la muerte del joven no solo sea registrada como una cifra más, sino como un llamado urgente a garantizar procedimientos rápidos, dignos y humanos.




