“Cabo: el perro callejero que salvó la vida de un funcionario en la Universidad Tadeo”

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Cabo no llegó con aplausos ni con aplomo, sino con pasos silenciosos y lealtad infinita. Este perro callejero apareció un día sin aviso en el campus de la Universidad Jorge Tadeo Lozano (Utadeo) en Bogotá, pero su valentía le hizo ganarse un lugar imborrable en la memoria de quienes habitan ese espacio.

La mañana en que su heroicidad se hizo evidente comenzó como cualquier otra. Cabo empezó a ladrar con insistencia en el parqueadero universitario, desplazándose entre los vehículos y emitiendo señales de alerta que llamaron la atención de los vigilantes. Sin su actuar, la tragedia hubiese sido mucho mayor.

Tras investigar, los guardias encontraron a José Germán Vengoechea, director del Centro de Información de la universidad, tendido e inconsciente. Sufría un infarto. Gracias al alerta de Cabo, el equipo de seguridad llegó inmediatamente y pudo activar los protocolos de emergencia, salvando su vida.

La historia entre Cabo y José Germán no nació ese día. Desde 2008, el perro había empezado a seguirlo por el campus. Con el tiempo, fue alimentado por el funcionario y aceptado como parte de la comunidad universitaria. Cabo se acostumbró a recorrer los espacios de la universidad, recibir migajas de estudiantes, descansar junto a portones y convertirse en un compañero habitual.

Aunque José Germán falleció en 2013, Cabo continuó patrullando la universidad como si su misión fuera cuidar el lugar que ambos aprendieron a amar. Esa presencia diaria lo convirtió en algo más que una mascota: en un símbolo de afecto, fidelidad y compromiso institucional.

Hoy, la comunidad de Utadeo recuerda a Cabo con gratitud. Su acción salvadora ha quedado inscrita como un recordatorio de que los héroes no siempre vienen con capas: a veces llegan con cuatro patas, un ladrido insistente y un corazón dispuesto a proteger.


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