La creciente inseguridad en Bogotá es una preocupación cada vez más grave para los ciudadanos, y este caso resalta la alarma sobre la violencia que afecta incluso a los más vulnerables, como los niños. El hecho de que un padre y su hijo de 11 años hayan sido víctimas de un atraco perpetrado por al menos siete delincuentes refleja la desbordante criminalidad en ciertas zonas de la ciudad. La brutalidad con la que se llevó a cabo el robo, incluso despojando al niño de su ropa, muestra un nivel de violencia y deshumanización preocupante.
Este tipo de situaciones no solo pone en riesgo la integridad física de los ciudadanos, sino que también afecta la sensación de seguridad en la ciudad. Es un reflejo de la falta de control y de la capacidad del sistema de seguridad para proteger a los más indefensos. Además, el impacto emocional de este tipo de hechos en los menores puede ser duradero, generando un clima de temor generalizado entre la población.
La situación de inseguridad en Bogotá exige medidas urgentes y eficaces para frenar la violencia y restaurar la confianza de los ciudadanos en las autoridades. La seguridad debe ser una prioridad para garantizar la protección de todas las personas, especialmente de los niños, quienes no deberían ser víctimas de este tipo de situaciones.



