Sigue la tensión entre Rusia y Ucrania en medio de una gran expectativa mundial por el temor que hay de un posible conflicto bélico después de dos semanas. El primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, en una declaración conjunta tras las consultas en Kiev advirtieron que una posible invasión podría ser un error estratégico grave.
«Los líderes advirtieron que toda invasión rusa en Ucrania sería un gran error estratégico y tendrá graves consecuencias humanitarias«, dice el texto difundido por la oficina de Johnson.
Además, Kiev y Londres acordaron cooperar para reforzar la seguridad energética de Ucrania y apoyar sus esfuerzos para pasar a las tecnologías «verdes».
La nota precisa que el Reino Unido asignará 88 millones de libras esterlinas, o sea, más de 118 millones de dólares, para financiar los esfuerzos por «aumentar la resiliencia de Ucrania y reducir su dependencia de los suministros de energía rusos».
Los líderes también reafirmaron su deseo de profundizar la cooperación estratégica entre Ucrania y el Reino Unido en todas las esferas de interés común y continuar su interacción en el marco del Diálogo Estratégico Ucrania-Reino Unido.
A su vez, durante una rueda de prensa conjunta con Johnson, Zelenski indicó que Kiev busca opciones adicionales para resolver el conflicto en Donbás, aparte del Cuarteto de Normandía, formado por Alemania, Francia, Rusia y Ucrania.
«Paralelamente, llevamos a cabo varias negociaciones sobre los formatos trilaterales, bilaterales con Rusia, y no es fácil», dijo el presidente ucraniano.
Agregó que Kiev «debe hacer algo que ayude a desocupar sus territorios» y proteja el país.
Ucrania y los países occidentales últimamente dicen estar preocupados por la intensificación de la actividad militar rusa cerca de la frontera ucraniana, que interpretan como preparativos para una posible invasión.
Rusia rechaza esas sospechas y acusa a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de incrementar la actividad militar cerca de sus fronteras, viendo en ella una amenaza para su seguridad nacional. También defiende el derecho a mover fuerzas dentro de su propio territorio según lo estime conveniente.
El 24 de enero, la OTAN puso sus fuerzas en estado de alerta y anunció el envío de más barcos y aviones de combate en adición a los que ya mantiene en Europa del Este, para reforzar la contención y la defensa en la región.




