La violencia continúa siendo una sombra persistente que persigue a los habitantes de Buenaventura, incluso más allá de los límites de su territorio. Esta vez, la tragedia golpeó a una familia oriunda del Pacífico colombiano con el asesinato de José Miguel Bonilla Mosquera, un joven bonaverense que fue víctima de un ataque sicarial en la ciudad de Cali.
Hecho
Según los primeros reportes de las autoridades, el crimen ocurrió mientras Bonilla Mosquera se movilizaba como pasajero en la parte trasera de un vehículo de servicio público tipo campero. El automotor transitaba por una vía de la capital vallecaucana cuando fue interceptado por dos sujetos que se movilizaban en motocicleta. Fue el parrillero, ocultando un arma de fuego entre sus prendas de vestir, quien disparó de manera indiscriminada contra la humanidad del joven. El ataque fue sorpresivo y dejó poco margen de reacción. El caos se apoderó del vehículo, y aunque los otros pasajeros intentaron auxiliarlo, ya era demasiado tarde, muriendo en el lugar de los hechos.
Autoridad
De inmediato, patrullas de la Policía Nacional llegaron al sitio para asegurar el área y dar inicio a las diligencias correspondientes. Junto con unidades de criminalística del Cuerpo Técnico de Investigación CTI de la Fiscalía General de la Nación, se procedió con el levantamiento del cuerpo y la recolección de pruebas iniciales. Al mismo tiempo, otros uniformados comenzaron las primeras averiguaciones que permitirán abrir la investigación formal del caso, en un intento por esclarecer los móviles del ataque y dar con la identidad de los agresores. Mientras tanto, la comunidad bonaverense y caleña lamenta esta pérdida. Era un joven trabajador que dejó su tierra natal, para poder lograr darle un cambio a su vida. Se conoció que Bonilla Mosquera residía en el barrio Conquistadores, ubicado en la comuna 11, al oriente de Cali. Allí vivía desde hacía un tiempo mientras se ganaba la vida trabajando en la reconocida Galería, uno de los mercados más concurridos de la ciudad.
Llamado
El cuerpo de Mosquera permanece en las instalaciones de Medicina Legal, a la espera de ser reclamado por sus familiares o allegados, mientras el dolor y la incertidumbre envuelven a quienes lo conocieron. Aunque aún no hay una versión oficial sobre las causas del homicidio, el crimen reabre el debate sobre la inseguridad que enfrentan los jóvenes provenientes del Pacífico en las grandes ciudades del país, donde muchas veces buscan nuevas oportunidades, pero terminan enfrentándose a la misma violencia de la que intentan escapar.




