El próximo 29 de septiembre, las calles de Neiva se llenarán del eco de sirenas, no como anuncio de emergencia, sino como grito de auxilio de quienes históricamente han sido los primeros en responder a los desastres. Los cuerpos de bomberos voluntarios del Huila, encabezados por el comandante Edinson Fernández, delegado departamental, han convocado el primer Sirenazo y Movilización Departamental para denunciar lo que califican como una crisis financiera y operativa que amenaza la prestación de este servicio público esencial.
La jornada, prevista a las 9:00 de la mañana, tendrá un carácter simbólico y pacífico: una concentración en la capital huilense y la activación simultánea de sirenas en distintos municipios. La consigna es clara: exigir a la Gobernación del Huila y a las autoridades competentes el cumplimiento de su obligación legal de financiar el funcionamiento de los bomberos.
Reclamos con fundamento legal
Los voluntarios han puesto sobre la mesa tres demandas centrales: fortalecer el Fondo Departamental de Bomberos, garantizar programas permanentes de capacitación técnica y asegurar inversiones en infraestructura, equipos y vehículos de emergencia. Estas solicitudes no son caprichos, sino compromisos que la ley asigna a las administraciones territoriales, las cuales, según denuncian, han dejado el peso casi exclusivo sobre pequeños municipios, muchos con menos de 20.000 habitantes y presupuestos exiguos.
Una labor en riesgo
El panorama es desolador. Los bomberos voluntarios del Huila, responsables de atender incendios estructurales y forestales, rescates en accidentes, emergencias naturales y labores preventivas, trabajan en estaciones deterioradas, con equipos obsoletos y personal insuficiente. La falta de garantías laborales para quienes arriesgan la vida agrava aún más la situación: la mayoría son voluntarios sin remuneración estable.
El cambio climático ha multiplicado la gravedad de los incendios y emergencias, mientras los recursos siguen siendo los mismos —o menos—. En otras palabras, se espera que los bomberos respondan con heroicidad, pero sin las herramientas mínimas.
La voz de Fernández
Edinson Fernández, en su calidad de delegado departamental, se ha convertido en la voz firme de este reclamo. “No pedimos privilegios, pedimos condiciones para salvar vidas”, ha insistido en sus intervenciones. Su liderazgo busca visibilizar lo que hasta ahora se ha mantenido en silencio: la precarización de un servicio público que debería estar blindado por la institucionalidad.
Advertencia clara
El 29 de septiembre no será un acto aislado. Los bomberos ya han advertido que, si no hay respuesta, vendrán nuevas movilizaciones. El Sirenazo es apenas el inicio de una serie de acciones colectivas que exponen la contradicción entre el discurso oficial de seguridad ciudadana y la realidad del abandono de quienes enfrentan el fuego, la muerte y el desastre en primera línea.
En esta ocasión, las sirenas no anuncian un incendio: denuncian que el fuego lo está provocando la indiferencia institucional.




