El Benfica enfrenta serios problemas tácticos en la UEFA Champions League que han derivado en cuatro derrotas consecutivas y una crisis deportiva que tiene al equipo portugués al borde de la eliminación matemática
Las dificultades del conjunto lisboeta en la competición europea van más allá de la falta de resultados y se evidencian en carencias estructurales que José Mourinho no ha logrado corregir. El Benfica muestra serias deficiencias en la transición defensiva, una falta de cohesión en las líneas del equipo y una alarmante incapacidad para cerrar partidos, lo que ha permitido a rivales de menor jerarquía aprovechar los espacios a la espalda de la zaga portuguesa. La posesión estéril del balón sin progresión vertical hacia el área rival se ha convertido en una constante, dejando en evidencia que el planteamiento táctico no está funcionando contra equipos de elite europea.
Los problemas se acentúan en la faceta ofensiva, donde a pesar de generar ocasiones de gol y dominar territorialmente a sus rivales, el Benfica carece de efectividad en los metros finales. La derrota ante el Bayer Leverkusen, donde golpearon el travesaño en dos ocasiones y acumularon 21 remates sin marcar, resume perfectamente las limitaciones tácticas de un equipo que no encuentra el equilibrio entre la organización defensiva y la contundencia ofensiva. Mourinho debe replantear urgentemente su esquema y encontrar soluciones que permitan al Benfica competir al nivel requerido en la Champions League, antes de que esta crisis táctica termine por costar la clasificación definitiva y afecte también el rendimiento en las competiciones domésticas.
