El ritmo de vida actual parece no tener tiempo para la espera sino, por el contrario, es como una fuerza que obliga a ir cada vez más veloz, en donde las redes sociales se convirtieron en la vidriera de las experiencias de vida y en donde las visitas a cualquier destino son una verdadera carrera contra el reloj para poder disfrutar de todo lo que tiene que ofrecer, pero en un corto lapso de tiempo.
Para frenar con todo esto, surgió una nueva filosofía que invita a disminuir el ritmo y poder disfrutar de todo el proceso del viaje y de cada cosa con el tiempo que merece.
El slow travel es una manera de viajar que se basa en la conexión profunda con los sitios que se visitan. Su lema se encuentra en la capacidad de tomarse el tiempo para la exploración de cualquier destino, el disfrute de la cultura local y el conocimiento de la misma, la conexión con los habitantes y el poder vivir el aquí y ahora sin ningún tipo de prisa.
Por el contrario, a lo que muchas personas suelen hacer casi al mismo tiempo que comprar pasajes baratos, se reemplaza el hacer una lista de pendientes por escoger una menor cantidad de destinos, pero con una mayor dedicación de tiempo a cada uno, dejándose llevar por lo que surja también en el momento.
Con este tipo de turismo se busca reemplazar la cantidad por la calidad, cambiando las visitas fugaces por aquellas que son de más días y que permiten explorar, recorrer y conocer en profundidad el sitio elegido.
Cómo llevar adelante el slow travel
La práctica es más simple de lo que puede parecer, sólo se necesita consciencia para poder hacer el cambio de chip y bajar un poco el ritmo para que, de esta manera, el viaje se disfrute con la mayor calma posible.
Una vez que se haya escogido el destino y que se hayan comprado los pasajes baratos, el foco debe estar puesto en los siguientes puntos.
- Destinos con pocos turistas: la intención es escapar de aquellos sitios turísticos que se están repletos de turistas en cualquier época del año y se invita a apostar por sitios más auténticos, en donde pueda existir una conexión con la cultura genuinamente;
- Reducción de paradas: se busca reemplazar la visita a un montón de lugares en poco tiempo y, por el contrario, lograr centrarse en un único destino o en una región determinada para explorarlo por completo. La calidad es mejor que la cantidad;
- Viaje ligero y sin apuro: el slow travel también tiene como eje central escoger aquello que es imprescindible para el viaje, es decir, contar solamente con lo esencial para tener libertad al momento de trasladarse.
Además, esto va de la mano con el medio de transporte, ya que se aconseja utilizar tren o bicicleta para poder apreciar el recorrido; - Gastronomía local: la gastronomía es uno de los puntos centrales para conocer la historia, la cultura y las tradiciones de un destino. Conocer las recetas emblemáticas de cada sitio, conocer sus mercados, sus puestos callejeros o los mejores restaurantes, es una manera de acercarse a las raíces del lugar.
En muchos sitios ofrecen talleres y catas, lo que también es una gran opción; - Conexión verdadera: si se pretende viajar a un sitio en donde el idioma puede parecer una barrera, se aconseja aprender algunas palabras o términos elementales para la comunicación.
Por otro lado, la desconexión del móvil parcial o completamente, es un gesto simple que permite vivir y contemplar el entorno con mayor intensidad y autenticidad.

Ventajas del slow travel
Viajar sin prisas impacta positivamente en quienes deciden zambullirse por completo en esta filosofía.
- Reducción del estrés: adoptar un ritmo de vida más lento da paso al relax y al disfrute sin presiones. Como se elimina la necesidad de ver y de hacer todo inmediatamente y, prácticamente, con el tiempo contado, se puede conectar con el presente y reducir el nivel de estrés.
Desconectar del ajetreo del día a día y poder contemplar la tranquilidad de cada sitio, al igual que conectar con la naturaleza, son acciones fundamentales para lograr el bienestar; - Aumento de la felicidad: distintos estudios demostraron que las experiencias traen más felicidad que lo material. El slow travel permite la vivencia de experiencias que son autenticas e inolvidables, lo que ayuda a aumentar la felicidad.
Como se conecta con lo loca, con la naturaleza, con experiencias significativas, se crean recuerdos que enriquecen la vida; - Conexión con lo local: como se pasa mayor tiempo en un mismo sitio, se tiene la posibilidad de conocer mucho mejor a los habitantes, sus costumbres y su manera de vivir. Esto permite contar con una visión completa y enriquecedora del destino en cuestión.
La participación en festivales o celebraciones locales, aprender sobre la historia y la tradición, lleva a comprender y a tener aprecio por la diversidad de la cultura; - Promoción del turismo sostenible: con el slow travel se escogen medios de transporte lentos, alojamientos locales y se consumen productos regionales. Todo esto conlleva a reducir el impacto en el medio ambiente y a apoyar a la economía local.
Este tipo de turismo invita, sin lugar a dudas, a convertirse en un viajero con responsabilidad y consciencia sobre el impacto que genera en el entorno y en la comunidad local.
El slow travel es una verdadera filosofía que pretende lograr, nuevamente, la conexión con el verdadero espíritu del viaje: el descubrimiento, la exploración, el aprendizaje y el disfrute de cada momento, pudiendo vivir el presente sin ningún tipo de prisa.
Se trata de una manera más consciente y responsable de viajar, enriqueciendo las experiencias personales. De algún modo puede decirse que es un disparador de sensaciones o, al menos, de aquella que refiere a haber vivido una experiencia maravillosa, inigualable e inolvidable.



