Bélgica inicia una nueva etapa política con la llegada al poder de Bart De Wever, líder del partido nacionalista flamenco N-VA, quien ha sido investido como primer ministro tras intensas negociaciones. Su ascenso refuerza el avance de la derecha nacionalista en la Unión Europea, alineándose con otros gobiernos ultraconservadores del continente.
De Wever, conocido por su discurso independentista y su rechazo al modelo federal belga, ha defendido políticas más restrictivas en inmigración y una mayor autonomía para Flandes. Su llegada al gobierno genera incertidumbre sobre el futuro del equilibrio político en Bélgica y su relación con Bruselas.
El nombramiento ha sido celebrado por otros líderes de la ultraderecha europea, mientras que en la oposición y entre sectores progresistas crecen las preocupaciones sobre posibles retrocesos en derechos sociales y políticas comunitarias.
La nueva etapa política en Bélgica promete estar marcada por tensiones internas y su impacto en el tablero europeo.
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