Un nuevo caso de violencia por intolerancia entre hinchas sacudió al barrio Palestina, en la localidad de Bosa, al sur de Bogotá. El pasado fin de semana, tres barristas del equipo Millonarios irrumpieron violentamente en un local de comidas rápidas, y desataron una riña luego de identificar a un joven vestido con una chaqueta verde, quien sería seguidor de un equipo rival.
Buscó refugio
La dueña del establecimiento relató que se encontraba atendiendo a varios clientes, entre ellos su hijo, quien estaba acompañado por el joven con la chaqueta verde. De forma repentina, los tres hombres se acercaron, insultaron al muchacho y trataron de golpearlo con una botella. Ante la agresión, el joven buscó refugio dentro del local, pero esto no detuvo a los atacantes, quienes forzaron su entrada al negocio y comenzaron a causar destrozos.
La situación se volvió aún más violenta cuando uno de los clientes reaccionó y lanzó una botella para defender al joven, generando un enfrentamiento en el que la dueña del lugar también fue agredida. Según contó la mujer, uno de los barristas intentó golpearla con una tabla en la cara, mientras otro la amenazó con un cuchillo. “Yo vi una botella al lado y la lancé para defenderme, pero en ese momento otro tipo me tiró con un cuchillo”, aseguró.
La comunidad expresó su indignación, especialmente porque en el lugar se encontraban menores de edad y una mujer embarazada que pudieron haber salido gravemente heridos. Vecinos del sector afirman que este tipo de hechos se ha vuelto frecuente en parques y espacios públicos donde grupos de hinchas se enfrentan en bandas, sembrando el temor entre los habitantes del barrio. “A veces uno se imagina que en medio de esas peleas alguien puede sacar un arma y matar a un inocente”, comentó Diana Verastegui, residente del sector.
Pese a la gravedad de lo ocurrido, la víctima aseguró que cuando intentó denunciar ante las autoridades, no le fue posible. Le informaron que no era horario hábil y que solo podrían recibir la denuncia si contaba con los nombres y números de documento de los agresores, lo cual ella considera absurdo, ya que, aunque los reconoce de vista, no tiene cómo obtener esa información sin poner en riesgo su vida. Los atacantes, dijo, son conocidos por frecuentar la zona y ya los ha visto reunidos en el área donde ocurrieron los hechos.




