En un país donde más de 12 millones de personas acceden actualmente a productos de crédito formal, según la Superintendencia Financiera, aún persisten barreras para acceder a soluciones que reconozcan la trayectoria financiera de quienes ya están en el sistema.
En ese contexto, Banco Mundo Mujer puso en marcha una modalidad de crédito orientada a usuarios con historial cumplido y relación activa con la entidad. Conocido como Crédito en 2×3, ha sido adoptado por más de 23.000 personas en el último año, el 61% mujeres.
La propuesta parte de una lógica inversa al crédito tradicional. “Muchas veces se diseñan productos para atraer nuevos clientes, pero no se reconoce suficientemente a quienes ya han demostrado compromiso y cumplimiento. Este modelo busca precisamente eso: devolver agilidad y oportunidades a quienes han construido una relación de confianza con nosotros”, señaló Carlos Julio Muñoz, gerente nacional de Crédito y Cartera de Banco Mundo Mujer.
Con montos de hasta 14 salarios mínimos, dependiendo del perfil del cliente y el uso del crédito, esta alternativa puede tramitarse de forma digital a través del celular o el portal web, sin dejar de estar disponible en oficinas físicas para quienes prefieran la atención presencial.
Su implementación fue precedida por una fase piloto en el departamento del Cauca, lo que permitió realizar ajustes técnicos antes de extenderla a las 13 regionales del banco. A junio de este año, el saldo de cartera asciende a $49.940 millones, siendo destinado principalmente a actividades como el comercio de víveres, la elaboración de alimentos y la venta de ropa.
Más allá de la digitalización, el modelo conserva elementos propios del acompañamiento humano. Los usuarios cuentan con el respaldo de su analista de crédito y reciben contenidos educativos a través del programa “Aprendamos en familia”, que promueve el uso responsable del dinero y la planificación financiera.
El producto complementa otras líneas de crédito, ofreciendo a clientes con trayectoria la posibilidad de fortalecer su liquidez según sus ciclos o necesidades. Para la entidad, es una forma de avanzar en inclusión financiera sin perder de vista el valor de las relaciones sostenidas y de confianza.
