Habitantes compartieron sus principales requerimientos en infraestructura, educación y producción campesina.
Con el objetivo de fortalecer la presencia institucional y escuchar directamente a las comunidades rurales, este fin de semana se llevó a cabo una importante jornada de diálogo comunitario en la vereda Barro Plateado, zona rural de Popayán, donde líderes sociales, juntas de acción comunal y habitantes se reunieron para exponer sus necesidades y avanzar en propuestas conjuntas de desarrollo territorial.
Durante la jornada, se discutieron temas sensibles como el estado de las vías terciarias, el acceso a la educación rural, la conectividad digital, los apoyos a la producción agrícola y el saneamiento básico. Las y los asistentes aprovecharon el espacio para construir rutas de acción que permitan visibilizar las problemáticas y plantear soluciones sostenibles.
Doña Marleny Ortega, lideresa comunitaria y habitante de la vereda desde hace más de 25 años, afirmó:
“Estas visitas son importantes, pero no deben quedarse solo en promesas. Aquí en Barro Plateado necesitamos que se nos escuche, pero también que se nos cumpla. La vía está muy deteriorada, los niños caminan horas para ir al colegio, y no tenemos acceso confiable a salud ni a internet. Eso también es parte de la paz que queremos en el campo”, es así como el compromiso de continuar con mesas técnicas y espacios comunitarios para el seguimiento de los acuerdos, es una necesidad que requiere constante evaluación y presencia gubernamental.
Por parte de la comunidad, Ximena Solís, presidenta de la Junta de Acción Comunal, señaló que una de las principales solicitudes es la intervención de la vía mediante recursos de presupuesto participativo. “La principal, la vía está en muy mal estado y provoca muchos accidentes. La segunda, presupuesto participativo que no se ejecuta debidamente”, comentó.
Más allá del protocolo, el encuentro permitió visibilizar el tejido social de Barro Plateado, una comunidad campesina que, con esfuerzo y organización, sigue apostándole a la permanencia digna en el territorio.
En palabras de uno de los jóvenes asistentes: “Somos una comunidad olvidada muchas veces, pero seguimos aquí, cultivando la tierra y resistiendo. Lo mínimo que pedimos es que nuestras voces se tomen en serio”.
