El Centro Histórico de Popayán, uno de los patrimonios más valiosos de Colombia, sigue siendo víctima del deterioro sin que se tomen medidas concretas para frenar su descomposición. A pesar de su relevancia histórica y cultural, las estructuras del centro continúan en condiciones precarias, lo que aumenta el riesgo de nuevos colapsos y tragedias. La situación se torna aún más preocupante con la cercanía de la Semana Santa, una de las festividades más importantes para la ciudad, que atrae a miles de turistas y pone en evidencia la falta de acción para proteger este patrimonio.
Acciones
El silencio del Concejo Municipal de Popayán, liderado por su presidente Alex Trujillo, resulta alarmante. Como representantes de la ciudadanía, deberían estar tomando medidas prontas y efectivas para enfrentar la situación y exigir responsabilidad a las secretarías encargadas del mantenimiento y conservación del Centro Histórico. Sin embargo, hasta el momento, no se han observado acciones concretas que apunten a frenar el deterioro, lo que refleja una preocupante indiferencia hacia el patrimonio y la seguridad de los habitantes y visitantes.
El llamado a la acción es urgente. El Concejo de Popayán debe ejercer su ejercicio de control político de manera firme y exigir resultados a las autoridades correspondientes. Además, es necesario que se propongan estrategias efectivas para la protección de las estructuras históricas, que no solo salvaguarden el patrimonio, sino que también garanticen la seguridad de quienes transitan por el centro de la ciudad. No se puede seguir esperando a que una tragedia ocurra para reaccionar; es necesario actuar antes de que sea demasiado tarde.
Soluciones
La historia, la cultura y, sobre todo, la vida de las personas están en juego. Es hora de que los representantes del pueblo demuestren el compromiso por el cual fueron elegidos y lideren soluciones efectivas para el cuidado del Centro Histórico de Popayán. La ciudadanía merece ver a sus autoridades actuar con responsabilidad, para que este patrimonio siga siendo un símbolo de orgullo y no un peligro latente para la comunidad.
