El Atanasio Girardot fue escenario de una noche que los hinchas de Atlético Nacional difícilmente olvidarán y que Santa Fe querrá borrar de su memoria. En el debut de los cuadrangulares de la Liga II, el equipo verdolaga no solo impuso su superioridad futbolística, sino que también dejó al rival sin respuestas con un contundente 5-0.
Desde el inicio, los locales se mostraron agresivos, tanto en su planteamiento como en actitud. Con un hombre más tras la temprana expulsión de un jugador cardenal, Nacional no perdió tiempo para abrir el marcador. A los 26 minutos, Andrés Sarmiento encontró espacio en la defensa visitante y, sin oposición, envió un remate cruzado imposible para el arquero. La celebración del técnico Efraín Juárez fue tan efusiva que generó un enfrentamiento con el banco rival, lo que le costó la tarjeta roja. Aunque fue expulsado, Juárez se despidió de los aficionados con un gesto que parecía reafirmar su postura, dejando encendida la llama de la rivalidad en el estadio.
Sin su entrenador en la línea, Nacional no aflojó. Marino Hinestroza aumentó la cuenta al minuto 32 con un disparo certero, y Sarmiento volvió a aparecer en el tiempo añadido para sellar un cómodo 3-0 antes del descanso. Incluso con la expulsión de Felipe Aguirre al minuto 42, que equilibró el número de jugadores en la cancha, los locales mantuvieron el control total del juego.
En la segunda mitad, Santa Fe tuvo la oportunidad de buscar la remontada, pero su respuesta fue casi nula. Nacional, por el contrario, siguió dominando y encontró el cuarto gol de forma fortuita: Edwar López, en su intento de despejar un centro de Pablo Ceppelini, terminó anotando en su propio arco al minuto 69.
El cierre del partido solo confirmó la pesadilla cardenal. Joan Castro, completamente solo en el área, conectó un cabezazo letal al minuto 89 para sentenciar el marcador en 5-0. Mientras Santa Fe se hundía en el desconcierto, Nacional disfrutaba del respaldo de una afición que celebraba por todo lo alto.
La derrota no solo refleja una mala jornada para los cardenales, sino también la contundencia de un Nacional que demostró estar preparado para competir al más alto nivel en estos cuadrangulares.
