
En una noche tensa y cargada de emociones en el Estadio Morumbi, São Paulo eliminó a Atlético Nacional de la CONMEBOL Libertadores tras imponerse 4-3 en la tanda de penales, luego de un empate 1-1 en el marcador global. El equipo brasileño fue más certero desde los doce pasos, mientras que el conjunto colombiano terminó despidiéndose del torneo en medio de frustración, errores y una actitud que dejó mucho que desear.
El partido comenzó cuesta arriba para Nacional. Apenas al minuto 3, André Silva adelantó a los locales con un gol que silenció a los pocos hinchas verdolagas presentes. A partir de allí, el equipo paisa intentó recomponerse, pero mostró poca profundidad y mucha desconexión entre líneas. Edwin Cardona, titular en el esquema de Javier Gandolfi, nunca logró influir de manera positiva en el juego, más allá de su ocasional precisión con el balón parado.
La segunda parte trajo un respiro momentáneo para los visitantes. Al minuto 70, Alfredo Morelos convirtió de penal el empate que obligaba a definir la serie desde los once metros. Sin embargo, lo que parecía un renacer anímico para Nacional se convirtió rápidamente en una pesadilla: apenas segundos después del gol, Edwin Cardona fue expulsado de manera directa por una infracción tan absurda como irresponsable en mitad de cancha.
La roja a Cardona fue un acto de inmadurez que cambió el rumbo del partido. En lugar de capitalizar el envión emocional tras el gol, Nacional quedó con un jugador menos y perdió el orden táctico. La falta fue innecesaria, sin sentido y completamente evitable, sobre todo viniendo de un jugador con su experiencia. No solo desarmó al equipo, sino que envió un mensaje negativo al resto de sus compañeros.
El equipo colombiano resistió como pudo los embates del “Tricolor Paulista”, que tampoco se volcó con demasiada agresividad, sabiendo que los penales estaban cada vez más cerca. Cuando llegó el momento de la definición, São Paulo fue más frío, más preciso y más mentalmente preparado. Nacional falló en los momentos clave, como lo hizo a lo largo de una serie en la que nunca logró imponer su juego.
La eliminación dejó a la hinchada verdolaga con una profunda sensación de decepción. No solo por quedar fuera de la Copa, sino por la manera en la que se dio: sin alma, sin claridad y con errores infantiles que no se pueden permitir en una instancia tan crucial. Edwin Cardona, que debía ser guía y motor del mediocampo, terminó siendo un lastre. Su expulsión resume una actuación opaca y una actitud cuestionable.
El futuro inmediato de Atlético Nacional en el semestre está ahora en entredicho, y es casi seguro que se abrirá un debate interno sobre las decisiones tácticas y disciplinarias. Lo que queda claro es que Cardona deberá asumir responsabilidades, y la dirigencia deberá evaluar si vale la pena seguir apostando por un jugador cuyo talento cada vez es más opacado por su falta de compromiso.
