Atlético FC vivió una noche épica en su casa, pero el fútbol volvió a demostrar que puede ser cruel. El equipo vallecaucano logró igualar la serie ante Junior de Barranquilla con un 2-0 vibrante en el tiempo reglamentario, pero la clasificación se le escapó en la tanda de penales, donde cayó 4-1. A pesar de la eliminación, el equipo dirigido por Andrés Sicachá dejó una grata impresión y confirmó su crecimiento como proyecto competitivo.
El conjunto caleño salió al terreno de juego con una intensidad admirable. Desde el primer minuto, impuso condiciones, incomodó al rival y mostró un fútbol valiente, apoyado por una afición entregada que soñaba con una remontada histórica. El primer golpe llegó justo antes del descanso con un gol de Junior Esteban Escobar Carabalí, que desató la euforia en la tribuna.
En la segunda mitad, lejos de bajar el ritmo, Atlético apretó aún más. El segundo gol no tardó en llegar: Juan Bautista Farías Arriaga culminó una gran jugada colectiva al minuto 79, igualando la serie global 2-2. El equipo no solo jugaba bien, también transmitía convicción. Por momentos, Junior fue un espectador más ante el dominio local.
Sin embargo, la falta de definición en los minutos finales evitó que Atlético sellara el pase directo. La serie se fue a penales, donde los nervios y la presión jugaron su papel. El arquero de Junior, Jefferson Martínez, se convirtió en verdugo al atajar uno de los cobros y ver cómo otros tantos se iban desviados. Junior no falló, y con un 4-1 contundente desde los once pasos, se quedó con el boleto a cuartos.
Finalizado el encuentro, el rostro de Andrés Sicachá reflejaba una mezcla de orgullo y tristeza. “Nos vamos con el alma llena por lo que hicimos, pero dolidos por cómo terminó. Fuimos superiores, jugamos con el corazón. Esta eliminación nos fortalece”, declaró el técnico, que ha venido consolidando un proyecto serio y con identidad en el Atlético FC.
A pesar de la eliminación, el balance para Atlético es esperanzador. El equipo mostró jerarquía, carácter y un nivel competitivo digno de instancias mayores. Le jugó de tú a tú a un gigante del fútbol colombiano y lo llevó al límite. Los jóvenes talentos del plantel, junto a la dirección táctica de Sicachá, dejaron claro que el futuro está lleno de posibilidades.
Así se despide Atlético de la Copa Colombia: eliminado, sí, pero nunca vencido en espíritu. La ovación de su gente al final del partido fue el mejor reconocimiento a una noche inolvidable. El fútbol no siempre premia al mejor del día, pero la dignidad de este grupo quedó escrita en cada jugada. Volverán. Y lo harán más fuertes.



