La insólita bajada del nivel del agua en los canales venecianos, provocada por varios fenómenos atmosféricos, se suma a una grave sequía en el norte de Italia.
Las sirenas en este periodo del año ponen los pelos de punta al visitante primerizo. Los aullidos mecánicos indican que el acqua alta está a punto de consumar su amenaza y que las callejuelas de Venecia quedarán inundadas en pocos segundos. A las alarmas suele acompañar el retumbar metálico de los pasos de los vecinos sobre las plataformas elevadas hasta que vuelva a bajar.
La ciudad lleva una vida protegiéndose del fenómeno y construyó durante 30 años una mastodóntica infraestructura de nombre bíblico (Mose).
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