En la madrugada del sábado 8 de noviembre de 2025, en la ciudad de Tunja, capital del departamento de Boyacá (Colombia), se activaron los protocolos de emergencia luego del hallazgo de una volqueta abandonada, equipada con lo que se describe como una plataforma para lanzamiento de artefactos explosivos (tatucos o cilindros bomba), a pocos metros de las instalaciones del Batallón Simón Bolívar (o, según algunos informes, del Batallón Gustavo Rojas Pinilla) del Ejército Nacional.
Las autoridades confirmaron que se trató de un atentado que fue neutralizado antes de causar víctimas mortales. El presidente Gustavo Petro comunicó: “Se neutralizó el atentado que se pretendía hacer a las instalaciones militares del Batallón … la población civil y militar fue evacuada a tiempo. Cero víctimas mortales.”
Hallazgos clave
- El vehículo en cuestión fue identificado muy temprano por residentes del barrio Prados de Alcalá, que alertaron de un automotor sospechoso en las inmediaciones del batallón.
- Dentro de la volqueta se encontraron 24 tatucos o cilindros bomba artesanales.
- Equipos antiexplosivos del ejército y la policía procedieron a la detonación controlada del material para neutralizar la amenaza.
- La operación incluyó cierre de vías, sobrevuelo de drones y helicópteros, un fuerte cordón de seguridad y evacuación preventiva de residentes en la zona.
Responsables e hipótesis
Las primeras investigaciones ubican al ELN (Ejército de Liberación Nacional), específicamente a la estructura llamada Frente “Adonay Ardila Pinilla”, como probable autora del hecho. Por otra parte, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, también mencionó la posible participación de un “cartel de narcotráfico” en la activación de la carga explosiva.
Medidas adoptadas por las autoridades
En respuesta al incidente, la administración municipal de Tunja, junto con la gobernación de Boyacá, el Ejército y la Policía Nacional, adoptaron una serie de medidas emergentes:
- Se emitió el Decreto 0545: se prohibió el expendio y consumo de bebidas embriagantes en la ciudad, la realización de eventos públicos con aglomeración, el estacionamiento de vehículos en las vías aledañas a centros de poder, unidades militares y comerciales.
- Se restringieron además actividades de transporte de residuos peligrosos, tanques de gas, líquidos inflamables, uso de drones en ciertas zonas, y parrillero en motocicleta.
- Se ofreció una recompensa para quienes entreguen información que facilite la captura de los responsables o prevenga futuros atentados. Inicialmente se habló de 100 millones de pesos por información positiva en Boyacá.
- Fue instalado un Puesto de Mando Unificado (PMU) con la presencia de la cúpula militar, la policía, la gobernación y la alcaldía. Se reforzó la vigilancia en toda la ciudad.
Repercusiones y contexto
Este hecho representa un giro preocupante en materia de seguridad para Tunja y Boyacá, regiones que tradicionalmente han sido consideradas más tranquilas en comparación con zonas del conflicto armado colombiano.
El hecho también evidencia la capacidad de grupos armados ilegales para proyectar acciones hacia objetivos militares incluso en ciudades del interior del país, lo que exige una revisión de los esquemas de prevención, inteligencia y respuesta en todas las regiones.
¿Qué sigue?
Las investigaciones continúan en curso para determinar con exactitud quiénes son los autores materiales e intelectuales, cómo lograron movilizar el vehículo cargado de explosivos hasta la zona del batallón, y si contaron con apoyo logístico local.
Mientras tanto, la fuerza pública mantiene la alerta máxima en Tunja y en todo el departamento de Boyacá, con patrullajes, controles de vehículos y vigilancia especial en centros de poder e infraestructuras estratégicas.
La ciudadanía está llamada a colaborar con las autoridades, reportando cualquier actividad sospechosa, evitando compartir vídeos que generen pánico y acatando las medidas temporales de seguridad, en tanto se normaliza la situación.




