El obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, ha reiterado su llamado urgente a las autoridades policiales y gubernamentales para que atiendan la grave crisis de orden público que enfrentan las zonas rurales del Distrito, en especial la región de Anchicayá. “La presencia de grupos armados al margen de la ley en la zona rural es permanente”, denunció el prelado, quien alertó sobre constantes ataques, amenazas y un clima generalizado de miedo en las comunidades. Según Jaramillo, muchas familias están optando por abandonar el campo debido a la inseguridad. “Eso nos da tristeza, porque no podemos dejar el campo solo”, expresó con preocupación. Líderes del Consejo Comunitario de Anchicayá, por su parte, reconocen la gravedad de la situación, pero consideran que una intervención directa de la fuerza pública podría empeorar el panorama. En cambio, insisten en la necesidad de una intervención social estructural. “El llamado al gobierno nacional es claro: no queremos más actores armados en el territorio. Lo que se necesita es inversión social. Que lleguen los programas para que la gente pueda trabajar sin recurrir a actividades ilícitas”, enfatizó el obispo. El mensaje del monseñor Jaramillo resalta la urgencia de construir paz a través de la presencia estatal efectiva, basada en educación, empleo y oportunidades para las comunidades.




